En los últimos años, los problemas de salud mental se han convertido en la causa principal de mortalidad materna en Estados Unidos, sobre todo debido a suicidios y sobredosis de medicamentos. Se calcula que una de cada ocho nuevas madres sufre depresión posparto y algunas investigaciones han dado a entender que la prevalencia llegó a ser de una de cada tres durante los primeros días de la pandemia.

No obstante, aproximadamente la mitad de las mujeres que tienen problemas de salud mental tras el embarazo no reciben tratamiento. Entre los obstáculos que les impiden recibir atención se encuentran el desconocimiento de los síntomas y los tratamientos, la imposibilidad de acceder a los recursos y la estigmatización.

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