Dicen que las personas anhelan lo que nunca tuvieron. Para Norma y Rebeca una casa propia es el mayor deseo.

Desde los nueve años Norma vivió en la calle y Rebeca, lo hizo varias veces desde que se separó de su pareja. Ambas han experimentado la maternidad fuera de un hogar y actualmente forman parte de un programa piloto que busca reintegrarlas, junto a sus hijos.

El último censo de 2012 señalaba que en la Ciudad de México había cuatro mil 14 personas en situación de calle, de las cuáles 86% eran hombres, y 14% mujeres, lo que equivale a 562.

No existen datos de cuántas de éstas mujeres tienen hijos, pero los expertos advierten, que podrían ser 50.

De acuerdo con estadísticas recabadas, en los diez centros para personas en situación de alta vulnerabilidad, a cargo del Instituto de Asistencia e Integración Social (IASIS), revelan que 47% de las personas que viven en las calles de la capital decidieron hacerlo por su entorno familiar violento.

Tradicionalmente, cuando las autoridades detectan a una niña o niño en riesgo, lo retiran del seno familiar y lo integran a un casa hogar para su atención.

Pero actualmente, el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF capitalino) realiza un programa pionero para integrar a las madres en situación de calle, junto con sus hijos, en una casa dirigida por Hogares Providencia IAP. Ahí se les capacita para reintegrarse a la sociedad de manera independiente.

Gamaliel Martínez, director del DIF local, explicó que en dicha casa, ubicada en la delegación Iztacalco, viven siete madres y 24 hijos; ellas  fueron rescatadas de situaciones de vida muy precarias.

“Tenemos 31 personas, de ellas, siete son mamás, y 24 son sus hijos. El objetivo es que cada mamá con su familia pueda reintegrarse a un hogar propio”.

Esta forma de vida es de manera temporal, las capacidades y los valores se fortalecen, así como la reunificación, destacó el funcionario.

Desde muy pequeña , Norma escapó de su casa en Michoacán. Llegó a la capital caminando y de aventón en aventón.

Nunca tuvo una casa, pero  ahora vive junto con sus dos hijas en Hogares Providencia.

Desde los nueve años estoy en la calle; conocí la droga, el alcohol… muchas cosas. Salí de mi casa por el maltrato de mis padres, había golpes, humillaciones, éramos de Morelia”.

Norma tiene una hija de ocho años, y no la veía desde hace seis años, porque una institución se la quitó debido a que vivía en la calle. Su otra hija tiene tres años y ahora está en su octavo mes de embarazo.

Su cotidianidad era vivir en hoteles, y cuando no tenía dinero se quedaba en la calle, exactamente en la zona de Garibaldi, de la Alameda Central y en Zarco. Por tanto, no ha tenido un trabajo fijo, pero reconoce que le gustaría que alguien la empleara como costurera, su mayor anhelo es tener un espacio propio.

Tengo muchas ganas de tener un cuartito; de tener a mi hijas, ya no en la calle, sino en su propia casa; llevarlas a la escuela e ir por ellas; ser buena madre para ellas”, dijo Norma.

El modelo puesto en marcha por el DIF capitalino y Hogares Providencia promete ser un éxito.

A menos de un año de su puesta en marcha tres de las madres que vivían en situación precaria ahora  viven por su propia cuenta, con sus hijos, y además cuentan con trabajos fijos.

Éste es un proyecto medible, que tiene impacto, cambia vidas y sabemos que 80% de las mamás van a salir adelante; y que 100% de los niños que viven aquí se van a negar a regresar a la calle”, indicó Jorge Luis Pérez Lerma, presidente del Patronato de Hogares Providencia IAP.

Destacó que este proyecto les cambió la vida a esos niños porque ya tienen una expectativa diferente.

Por su parte, la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) tiene ubicados 237 puntos de concentración de poblaciones callejeras, de los cuales 48% de los integrantes consume  drogas y alcohol.

El Instituto de Asistencia e Integración Social indica que en las delegaciones Cuauhtémoc y Venustiano Carranza se concentra 65% de la población callejera.

Nicolás Alanís, trabajador del área de Asistencia a Niños en Situación de Calle del DIF capitalino, trabaja con estas poblaciones y fue una de las personas que se encargó de convencer a las madres a integrarse al proyecto.

El programa Hijas e Hijos de la Ciudad brinda atención a niñas, niños y adolescentes, madres embarazadas y mujeres con niños que pernoctan en calle.

Mediante brigadas en las 16 delegaciones se localiza a la población, hacen diagnósticos y les proponen alternativas de solución, explicó Alanís.

Rebeca tiene el mismo sueño que Norma: un hogar para ella y sus cuatro hijos.

Ella se separó hace cinco años de su pareja y desde entonces no tuvo un hogar fijo, si podía pagaba una renta o un cuarto de hotel y si no, pedía asilo para no dormir en la calle.

Hace unos meses la situación se complicó y Diego, su hijo de 13 años, dejó la escuela para hacerse cargo de sus hermanos menores.

Trabajaba como cajera, como demostradora, como promotora, mi último trabajo fue en un bar y el horario era de una de la tarde hasta morir; obviamente, en ese tiempo, mi hijo era el que se hacía cargo de sus hermanos”, detalló Rebeca.

Rentábamos y el último cuarto fue prestado, de hecho buscaba quien nos diera asilo, o permiso de quedarnos en la noche”, dijo.

Apenas tiene dos meses en Hogares Providencia, pero su vida ha cambiado. Diego y sus hermanos van a la escuela, ella tiene trabajo y por las tardes estudia computación. Quiere que alguien la contrate como oficinista y espera independizarse para sacar adelante a sus hijos.

El director del DIF capitalino aseguró que trabajará para consolidar y ampliar este nuevo modelo en la Ciudad de México. Por lo que comenzará con los trabajos para lograr que estas mujeres puedan acceder a una vivienda.

“Nuestro trabajo final es que cada una de las mamás tengan su propio hogar, su propio departamento, tengan trabajo o se reincorporen a sus propias familias, ya hemos tenido casos de éxito que nos dan cuenta que se pueden realizar esas labores”, resaltó.

En Hogares Providencia la vida es distinta a la que conocían las siete mujeres que actualmente habitan este espacio.

Todos se levantan a las 05:30 horas y las 06:00 horas y ya deben estar en el comedor desayunando.

A las siete de la mañana los niños ya se fueron a la escuela y las mamás empiezan con las labores domésticas.

A las 14:00 horas comen y las 19:00 horas es la cena. Los fines de semana pueden salir a donde quieran.

El presidente del Patronato consideró que si bien, para algunas personas estar en la calle es negocio, para otros es un tema de necesidad y sobrevivencia.

Por ello, invitó a las personas a colaborar, ya sea con donativos, o con su tiempo.

Todo el que toque la puerta en Hogares Providencia debe encontrar una respuesta de amor, y es el que forma el que responsabiliza, que compromete, educa, guía, y enseña”.

Destacó que hacen falta manos, pueden venir a este proyecto a convivir con las mamás, decirles que sí se puede, o convivir con los niños y ayudarlos en el reforzamiento escolar, porque a veces no es suficiente con las pedagogas.

En tanto, el experto en poblaciones callejeras, Nicolás Alanís, señaló que la prioridad es “visibilizar a las poblaciones callejeras, trabajar con ellos y con apego a sus derechos humanos, siempre con el tema de inclusión social”.

Norma y Rebeca sólo quieren una vida mejor. Ellas sólo quieren para sus hijos lo que se les ha sido negado que son tres elementos: casa, educación y empleo.

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