“Los Trastornos del Espectro Autista (TEA) deben ser tomados como indicadores de posibles fallas psíquicas constitutivas y no como etiquetas que nominen y den identidad a quienes los padecen”, aseguró la Mtra. Araceli Gómez García académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).

Ante la prevalencia de diagnósticos inexactos en torno a los TEA, la especialista en psicología infantil argumentó que quienes trabajan en el ámbito clínico tienen la obligación de abrir nuevas posibilidades para la constitución de conceptos que no encasillen a los pacientes de TEA.

La universitaria señaló que, el 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, iniciando con ello una tendencia para diagnosticar sobre las TEA; en México, tuvo eco casi ocho años después, cuando el 30 de abril de 2015 se decretó en el Diario Oficial de la Federación, la Ley General para la Atención y Protección a Personas con la Condición del Espectro Autista.

“En dicha ley queda claramente determinada por una mirada médica tanto la definición, el diagnóstico, los tratamientos y el pronóstico del autismo, teniendo como marco de legislación un discurso capitalista que anula las singularidades de los sujetos y sus síntomas”, argumentó.

La investigadora aseguró que en este tipo de trastornos se observan alteraciones cualitativas que se identifican en los niños en una etapa muy temprana de la vida. “Las TEA tienen características y alteraciones propias de interacción social, donde se restringe la comunicación y aparece una serie de comportamientos repetitivos”, aseguró.

Ante ello, la universitaria resaltó que es de suma importancia conocer cuáles son los criterios imperantes de los diagnósticos de los TEA, pues de esta manera, quienes trabajan en el ámbito clínico pueden advertir nuevas posibilidades para la constitución de sujetos más sanos.