El 14 de febrero de 1987 una mujer de 29 años, harta de los abusos que su esposo cometía contra ella, decidió que, con ayuda de algunos cómplices, era el momento de ponerle fin a aquellas atrocidades y lo mandó asesinar. Una celebración del Día del Amor fue, para ella, más bien una liberación. La mujer de la que hablamos vivía presa dentro de su propia casa. No pudo ni salir al funeral de uno de sus hermanos. Fue testigo de los abusos sexuales que su entonces esposo cometía en contra de una de sus sobrinas de apenas 16 años. La cuestión aquí es que el hoy muerto era uno de los personajes políticos con mayor poder dentro de la capital mexicana de aquella época. Incluso logró ser diputado en el sexenio del presidente José López Portillo. Es un personaje real, aunque pareciera sacado del más crudo e inescrupuloso relato literario. El susodicho respondía al nombre de Rafael Gutiérrez, conocido también como el Rey de la Basura, pues se hizo de un poder tal gracias a que lideró por más de 20 años a los pepenadores de la Ciudad de México…
Y con ese antecedente, el de su padre, ahora se abre de nuevo el expediente de su hijo, Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, líder del PRI capitalino, como irónica —o atinada— metáfora para este personaje que nació y vivió entra la basura que manejaba quien lo procreó a él y a 25 hijos más.
Una red de prostitución a su exclusivo servicio. Ya hace unos años se había dado a conocer que siendo ya un líder del Movimiento Territorial del PRI en el DF y dueño de una curul en la Asamblea Legislativa, contrataba a jovencitas, quienes recibían un salario que podía llegar a ser hasta de 14 mil pesos mensuales, dependiendo de lo que ellas estuvieran dispuestas a hacer. Así, con su poder y red, también de corrupción, hoy es el dirigente del PRI en el Distrito Federal, como mero consuelo al no lograr ser el candidato priista a la Jefatura de Gobierno en 2011 por no tener apoyo de la cúpula del partido.
La cosa es, por supuesto, preguntarnos cómo un personaje de esta calaña ha logrado mantenerse viviendo del erario, del que sale el dinero para todos estos “gastos” que él niega, pero de los que hay pruebas y testimonios, como lo comprobó ayer la investigación que dio a conocer MVS Noticias y que, como mencionamos un párrafo arriba, ya era una historia conocida y publicada.
Cuauhtémoc Gutiérrez es uno de esos personajes que viven gracias a esa tergiversación del concepto de poder, que aprovechó para formar esta red de prostitución y trata de personas que, de manera más enferma aún, creó para tenerla a su servicio. Un harén para satisfacer sus necesidades.
Por ahora, y por instrucción del PRI nacional, ya fue removido de su cargo. Después de tantos años, finalmente la misma dirigencia del partido ha solicitado una investigación a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal. A través de un profundo cinismo, Gutiérrez de la Torre se ha encargado de negar las acusaciones, pero, al parecer, ya llegó la hora de que se enfrente a la justicia.
Por personajes como éste es que el trabajo que se hace para acabar con redes de prostitución y trata de personas es importantísima. Aquí hemos dado cuenta de ello, incluso en la ficción como la que narra Las trampas del deseo se nos cuenta algo muy similar: La Casa de los Leones como refugio para dar rienda suelta a las más enfermas fantasías de personajes de círculos que les otorgan poder.
Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre, el Zar de la Basura, apodado así gracias a la herencia —de dinero, corrupción y poder— que le dejó su padre y que, al parecer, se convirtió en su estilo de vida.