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Con la toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos este día, México se enfrenta a un panorama lleno de incertidumbre. El regreso de Trump al poder viene acompañado de su firme intención de ejecutar deportaciones masivas, una política que podría afectar a miles de migrantes mexicanos. Este escenario exige del gobierno mexicano una respuesta ágil y estratégica para mitigar las consecuencias sociales, económicas y humanitarias que esta medida podría desencadenar.

Estas deportaciones, fundamentadas en leyes migratorias estadounidenses que sancionan a quienes acumulan presencia ilegal o han sido deportados previamente, podrían tener consecuencias devastadoras para miles de familias mexicanas. MEXUS Migración señala que México debe asumir un papel más activo, no solo apoyando a los deportados, sino también negociando cambios en las normativas de inadmisibilidad en Estados Unidos, vigentes desde 1997, que imposibilitan la regularización de migrantes en situaciones vulnerables. Este enfoque, acompañado de iniciativas como amnistías migratorias o programas de reunificación familiar, sería clave para enfrentar este desafío.