Para la mayoría de los viajeros, volar largos recorridos con niños; particularmente bebés, acaba con cualquier noción romántica de viaje en el recorrido, no en el destino.
Como una madre canadiense que vive en Bangkok, Tailandia, he llevado a mis dos hijos; que ahora tienen cinco y seis años, en un viaje multivuelos de más de 20 horas a casa para ver a la familia anualmente desde que nacieron.
Aquí hay algunas cosas clave que aprendí en el camino.
1. Antes de que te vayas: Preordena las comidas de los niños
Tu vuelo largo promedio; digamos, vuelos de más de ocho horas, todavía sirven comidas en clase económica gratuitamente.
Allí es donde acaba la buena noticia.
Para ser honestos, la comida de aerolínea ha mejorado en años recientes. Pero no mucho.
Cuando quitas el papel de aluminio superior de ese platillo rectangular caliente, exclamaciones de “hombre, no puedo esperar a comer ese grotesco puré de chícharos y pollo de goma” raramente suceden.
Y buena suerte con intentar servírselo a tu hijo de cinco años. (Anda, dime que tu hijo es un maravilloso comensal que ama el pollo de goma y los chícharos duros. Mentiroso).
Afortunadamente, muchas aerolíneas te permiten ordenar las comidas del niño cuando reservas tu vuelo. Esto es esencial; usualmente solo llevan las comidas que fueron ordenadas, así que las extra son raras.
Los platillos muestra que mis hijos tuvieron en vuelos recientes incluyen macarrones con queso, ravioles con salsa de tomate y arroz frito con cerdo. Quería cambiar, no había forma.
2. Un poco de comida chatarra está bien
Sí, sí. La comida chatarra es mala, el mundo sube de peso.
Pero hasta que no experimentes el horror de no dormir en una cama durante más de 30 horas porque le prometiste a tu sobrina que volarías de Bangkok a Cancún para que tu hijo de seis años pudiera ser quien llevara los anillos en su boda, realmente no puedes juzgar a una madre por dejar que sus hijos rompan un paquete de galletas Oreo para que pueda tener unos minutos de paz.
En los vuelos largos siempre traigo unos paquetes extra de aperitivos que solo se les permite comer a mis hijos en raras ocasiones, junto con sus comidas saludables usuales.
Pero evito el chocolate y otros alimentos altos en azúcar, por obvias razones. Ahora no es el momento para que tengan mucho azúcar, pero tampoco es una ocasión para ser demasiado rígida con la nutrición.
Confía en mí, esa bolsa pequeña de papas fritas va a mantener a tu hijo más callado en esos primeros momentos críticos de un vuelo que esas barras de granola orgánicas/libres de gluten/con arándanos que preparaste rápidamente unas horas antes.
Thai Airways incluso le da a los niños viajeros una caja de almuerzo de metal con caricaturas al frente llena de una barra de chocolate, una caja grande de jugo, gomitas y galletas.
Ya sé. Son malvados.
Sin importar qué le des de comer a tus hijos, masticar facilita los cambios de presión de aire en sus oídos.
3. Considera volar cuando estén dormidos
Algunos niños pueden dormir en cualquier lado. Otros no, y tendrán una crisis para convertirse en un minimonstruo aterrador ante tus ojos horrorizados.
Pregúntate en qué categoría entran tus hijos cuando reservas ese vuelo nocturno de Tokio a Atlanta.
Personalmente, prefiero vuelos nocturnos ya que también me dan la oportunidad de dormir un poco. Quizá incluso veo una película mientras disfruto mi comida de pollo de goma y tomo una copa de vino blanco.
Además, intentar llenar un vuelo de 13 horas con diversión en lugar de actividades tranquilas es un desafío.
Para el final de ese vuelo particularmente largo sin sueño de Vancouver a Hong Kong quiero gatear en el pasillo y permitir que los sobrecargos me pasen por encima con ese carrito de bebidas para que me quiten esa miseria.
4. Aprovecha el abordaje temprano
«Ahora invitamos a los pasajeros con niños a comenzar a abordar ahora”.
Cuando escuches estas palabras mágicas, toma a los niños y haz un espacio para esto.
Por supuesto, abordar primero significa más tiempo confinado en cuarteles cerrados con tus queridos.
Pero tener unos minutos extra para hacer que los niños se instalen mientras pelean por el asiento en ventanilla, y en realidad encontrar un espacio en el compartimiento superior para tu equipaje de mano justo sobre tu asiento, son una recompensa suficiente.
5. Los asientos que tienen enfrente una pared o cortina no son para todos
No se puede negar que estos asientos son increíbles. Más espacio para las piernas y espacio extra para los juguetes siempre es algo bueno en un vuelo con niños.
Si vuelas con un bebé, también es uno de los pocos lugares en el avión en el que se pueden poner cunas de la aerolínea. Estas necesitan pedirse por adelantado pero son altamente recomendables si tu bebé pesa menos de 11.3 kilogramos y vueles durante más de cinco horas.
Pero recuerda, los descansa brazos normalmente no se levantan en estos asientos ya que tienen que guardar las mesas para comer.
No es ideal si estás en un vuelo nocturno e intentas hacer que tu hijo de dos años duerma cómodamente, lo que normalmente significa levantar el apoyabrazos y pasar algunas horas con un par de pequeñas piernas hermosas estiradas en tu regazo.
6. Los gadgets son buenos, los audífonos no
¿Recuerdas lo que decía sobre la comida chatarra?
Lo mismo aplica a los electrónicos.
Ahora no es el momento para adherirte a tu regla de “no más de 30 minutos de televisión al día”.
El sistema de entretenimiento dentro del vuelo es tu mejor amigo. Horas de películas y programas de televisión para niños.
Si tienes un iPhone o una iPad, cárgala con nuevas aplicaciones para niños que tus hijos nunca han probado antes de volar.
También es inteligente comprar algunos audífonos apropiados que se ajusten a las cabezas de tus hijos.
Los audífonos de la aerolínea; especialmente esos molestos, no están hechos para oídos pequeños.
7. Los medicamentos no funcionan (para todos)
¿La primera respuesta de personas sin hijos cuando escuchan que vuelas al extranjero con tus hijos?
“Dales medicamentos”.
Sin importar cuanto fantaseemos sobre disfrutar un vuelo silencioso puntuado solo por los ronquidos ligeros de niños muy tranquilizados, ten en cuenta que esa dosis de Benedryl que le diste a la pequeña Jane antes de despegar podría ser contraproducente.
Es sabio conocer los efectos que la medicina tendrá en ella antes de que vueles, ya que los antihistamínicos pueden poner hiperactivos a algunos niños.
Obviamente no quieres que tu hijo de tres años brinque sobre medicinas, cantando el tema de Mini Einsteins a todo pulmón durante 10 horas.
También vale la pena tener en cuenta, que en algunos círculos de padres darle medicamentos a tus hijos para que se duerman es considerado un equivalente al abuso infantil.
8. El elemento de sorpresa
Junto con los aperitivos, juegos y otros esenciales que empacaste para prevenir la crisis; su cobija favorita es obligatorio, es sabio llevar algunas sorpresas.
Ahora que mis hijos son mayores deje de hacer esto pero cuando tenían tres años y estaban menos enamorados con sus gadgets encontré que es útil comprar algunos regalos para revelarlos a mitad del vuelo, que los mantendría ocupados durante algunos preciosos momentos.
Piensa en objetos que no hacen ruido como estampas, crayones nuevos, libros para colorear, rompecabezas, automóviles pequeños y muñecas. Algunas aerolíneas también ofrecen sets de regalo gratuitos para niños, lo que siempre es un extra agradable.
Mientras tanto, si dejas que tus hijos empaquen sus propias bolsas de juguetes para viajar, serías inteligente si revisas qué va allí.
Mo hijo de cuatro años una vez metió una pistola de agua de plástico a su equipaje de mano antes del vuelo y lloró devastado; “¡¡pero no es reeeeeaaal!!” mientras veía como un agente de seguridad del aeropuerto lo tiraba en un bote de basura.
9. No olvides quién tiene el control
La mayoría de las personas lo entiende. Los niños son niños y se espera algo de ruido.
Pero realmente es trabajo de los padres asegurarse de que su hijo esté ocupado y no vuelva locos a todos.
Nadie va a simpatizarse con la persona que deja que su hijo corra por todo el avión mientras llora o patea las partes traseras de los asientos de las personas mientras abre y cierra la bandeja de comida en un vuelo de 12 horas por el Pacífico.
Antes de cualquier viaje, encontré que ayuda recordarle a los niños qué ocurrirá y qué se espera de ellos.
Especialmente la parte sobre tener que sentarse y portar su cinturón de seguridad cuando la luz se prenda.
Si un niño tiene más de tres años, normalmente entenderán. Y si no, una palabra severa del sobrecargo probablemente lo asustará.
¿Quieres ganar puntos extra? Sigue lo que hizo este padre y entrega dulces y tapones para los oídos a tus compañeros viajeros.
Cuando ese avión finalmente se detiene en la puerta después de una larga noche de decirte “esto pasará”, no hay nada como escuchar pronunciar a un pasajero que se va esas palabras de validación: “wow, tus hijos realmente se portaron bien”.
¿Y si no lo hicieron?
A quién le importa.
Hiciste lo mejor que pudiste.
Karla Cripps es una productora digital de CNN Travel y madre de dos niños. Cree que los vuelos largos son menos divertidos de lo que solían ser.
Fuente:CNN