Las vacunas empezaron a aplicarse en la última semana de septiembre y antes de que concluya el año deberán aplicarse todas.
Las dosis de la vacuna se encuentran enfocadas a menores de cinco años —que se pretende que sean vacunados de manera anual— así como adultos mayores, para las mujeres embarazadas, personas que padecen diabetes y asma bronquial o alguna enfermedad bronquial que tengan en tratamiento, o enfermedad inmunológica como hepatitis B o C, leucemia, tuberculosis y portadores de VIH.
La única contraindicación, al aplicarse la vacuna, es presentar fiebre en ese momento; es recomendable también, para quienes tienen algún cuadro con una enfermedad respiratoria, esperar a aliviar, debido a que a algunas personas les provoca reacciones como gripa, pues la vacuna es un microorganismo que contiene virus y al entrar en contacto con el organismo, puede desencadenar algún cuadro viral.
La vacuna contra la influenza siempre existió; sin embargo, a consecuencia de la epidemia en 2009, en todo el país se formalizó que se aplique cada año, para evitar este tipo de enfermedad en la población, pero sobre todo en los sectores con mayor vulnerabilidad, como los ya mencionados.
La dependencia también recomendó que, en caso de presentar algún cuadro de fiebre alta de manera repentina, tos, dolor de cabeza, muscular y de articulaciones, hay que acudir de inmediato al médico o a la unidad de salud más cercana, donde se brindará tratamiento, y evitar la automedicación.
También se recomienda a la población abrigarse de forma adecuada, evitar cambios bruscos de temperatura, comer frutas y verduras ricas en vitamina A y C —zanahoria, papaya, guayaba, naranja, mandarina, lima, limón y piña—, lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón y no fumar en lugares cerrados ni cerca de los niños.
Cabe señalar que las enfermedades respiratorias se transmiten a la hora de toser y estornudar, pues la persona enferma tiende a cubrirse la boca con las manos, donde permanece el virus.