En México, se estima que cada año nacen, en promedio, unos 20 mil niños con autismo. Son bebés que no suelen establecer contacto visual, imitar sonidos o expresiones faciales. Cuando están en edad de pronunciar sus primeras palabras, algunos tampoco lo hacen.

Con frecuencia se les etiqueta como niños consentidos, berrinchudos o maleducados. A veces se piensa, incluso, que son sordos, porque no responden ni siquiera a su nombre. O que, de plano, tienen retraso mental.

 

Pero el trastorno del espectro autista no es una enfermedad, sino una alteración del desarrollo neuronal sin origen todavía identificado, que afecta áreas como el desarrollo del lenguaje y la capacidad de socialización de la persona.

El diagnóstico tardío es uno de los principales desafíos que enfrentan, pues sin éste no logran recibir las terapias que requieren para desarrollar las habilidades sociales necesarias para integrarse a una escuela y luego a un trabajo.

Hoy sabemos que uno de cada 115 niños tiene autismo, estamos hablando de un millón de personas, es un mundo, y no sabemos dónde están, entre que no están diagnosticados y no están atendidos o que sus papás no aceptan ni hablan del tema”, advirtió Gerardo Gaya, director de Iluminemos de Azul A.C.

De acuerdo con Gaya, el promedio de sospecha de que algo no va bien con un niño es de 16 meses; sin embargo, el diagnóstico se da hasta los 4 años y medio. Y la estadística empeora en el sector público, donde los padres pueden deambular casi dos años en interconsultas antes de llegar con el especialista adecuado.

Cuando por fin lo hacen, viene el otro viacrucis: en dónde atender a sus hijos y cómo pagarlo.

 

Con información de Excelsior

http://www.excelsior.com.mx/nacional/buscan-inclusion-de-ninos-autistas-en-mexico/1229915

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