En algún momento de nuestra vida hemos experimentado el dolor y tristeza que nos ocasiona la perdida de algún ser querido, por lo general, cuando esto ocurre nuestra vida cambia por completo y probablemente nos haga caer en una espiral de depresión profunda.

Recordemos por un instante a esa mascota que se ha perdido o ha muerto, a esa abuelita o abuelito que ya no tenemos físicamente pero cuyas enseñanzas siguen presentes, a esa mamá o papá que nos amaron intensamente y que, probablemente lo siguen haciendo desde el cielo.

Y es que desde pequeños nos enseñan que el ciclo de la vida es nacer, vivir, reproducirte y morir. Visto desde este frío punto de vista todo parece estar muy claro, pero, esta última etapa es la que nos parece más difícil de comprender…

Con información de Excelsior.com

Compartir