Las personas deportadas desde Estados Unidos con experiencia laboral y alto nivel educativo, además del flujo de jóvenes centroamericanos con necesidad de empleo, pueden convertirse en un bono demográfico inesperado para México y su economía. Por lo mismo, la política migratoria de Andrés Manuel López Obrador debe cambiar de enfoque: en lugar de ser la policía fronteriza de Estados Unidos, puede unirse al consenso de estudios recientes que muestran que la migración es positiva si se desarrollan estrategias para potenciar sus efectos.

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