Piel más luminosa. El estrés y el cansancio, de la misma manera que otras emociones que se vuelcan en la piel, la vuelven opaca y sin luz. Para recuperar la luminosidad de manera inmediata es recomendable hacerse un peeling, que descama las células muertas y ayuda a la renovación; y mesoterapia, que introduce vitaminas y ácido hialurónico, iluminando y potenciando la acción del pulido. Esto debe ser hecho por un dermatólogo.

La mirada, espejo de todo. La piel de los ojos soporta diez mil parpadeos diarios. Rodeada de veintidós músculos que actúan al abrir y cerrar los ojos, es más fina, cuenta con pocas glándulas sebáceas y fibras de colágeno. Frágil y expuesta, requiere cosméticos específicos que contemplen sus características. La aplicación de productos para esa zona tiene que hacerse con dosis mínimas, extendiéndolos con la yema del dedo, con pequeños golpecitos debajo del ojo, desde el hueso hacia afuera, para favorecer la absorción. Todo lo que no sea absorbido en la aplicación se desperdicia porque no penetra solo. Una vez usada, es mejor guardar la crema de contorno de ojos en la heladera porque el efecto frío descongestiona.

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