En las fotos difundidas de la boda de Kim Kardashian y Kanye West vemos a la pareja sonriente y romántica tras jurarse amor eterno frente a un muro de flores blancas, todo parecía salido de un cuento de hadas, sin embargo, a casi una semana del enlace, se han desvelado detalles que seguramente los ahora esposos hubieran preferido quedaran en secreto.

El suplemento Page Six del New York Post asegura tener la primicia y detalles exclusivos de la tan esperada boda a través de un testigo presencial anónimo, para quien lo más impresionante y excesivo del día fueron los retretes de oro.

De acuerdo con el medio, los invitados se sorprendieron al llegar y ver un cubo dorado de 15 metros de alto dentro del cual se encontraban los retretes.

Otra de las situaciones que se reveló es que incluso una hora antes de la ceremonia Kanye estaba haciendo cambios en la decoración. Se dice que Kanye entró en crisis cuando descubrió el decorado blanco donde estaba instalada el área de bebidas, que no resultó en absoluto de su agrado. Tras calificar el montaje como propio de «un bar de Texas» y gritar a todos los que se encontraban a su alrededor, el rapero no dudó ni un segundo a la hora de buscar una sierra y cortar él mismo la barra de bar en dos. «Ahora, es arte», proclamó el rapero después de embellecer su creación con dos pedazos de leña que añadió al resultado final.

Pero los cambios que la estrella tenía en mente no acabaron ahí, ya que Kanye también dio instrucciones específicas de retirar de último mínuto 80 focos giratorios que debían alumbrar la pista de baile, y que habían tardado más de cuatro días en ser instalados.

«Yo soy el centro de esta fiesta, y el que debe ser visto. El resto de la gente no necesita tener luces apuntándoles», declaró, según la mencionada publicación.

Pese a los esfuerzos de Kanye por controlar cada pequeño detalle, los recién casados tuvieron que enfrentarse a varios problemas técnicos de última hora, como los desperfectos que sufrieron durante el transporte las 30 esculturas de desnudos que la pareja había encargado para adornar los alrededores del banquete. Se dice que algunas esculturas llegaron sin cabeza y otras totalmente destrozadas, por lo que la pareja exigió fueran escondidas en un lugar no visible (a marchas forzadas) y únicamente lograron rescatar seis piezas.

La distribución de los invitados también acabó convirtiéndose en una pesadilla para los novios, ya que gran parte de los asistentes acudieron acompañados de un séquito mucho más numeroso de lo que estaba previsto. Pese a que Kim y Kanye habían reclutado a un equipo de grabadores para esculpir el nombre de cada asistente en el lugar que debía ocupar en la mesa de mármol donde tuvo lugar la espectacular cena, finalmente solo los recién casados acabaron sentándose en los sitios que tenían previstos, incluso se dijo que Andrea Bocelli se retiró del lugar tras no encontrar un lugar donde sentarse.

Kanye también pidió que retiraran un equipo de música de lujo y que pusieran su iPod para ambientar la ceremonia.

Otro detalle que ha sido comentado, es el hecho de que Jaden Smith luciera una capa blanca de Batman con la que estuvo corriendo y haciendo bromas durante la fiesta, situación no muy bien aceptada por los invitados, especialmente por Franca Sozzani, editora de Vogue Italia, a la que se dice Jaden le aventó su atuendo en la cabeza en varias ocasiones.

Aunque la veracidad de los informes han sido cuestionados en redes sociales Michelle Gotthel, editor del diario, tuiteó: «Se lee como ficción, pero lamentablemente es cierto».

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