Entre los golazos de Lucas Zelarayán y el doblete de Ismael Sosa, el América quedó fundido. Una lección de futbol y buen juego, que aprovechó Tigres en el Estadio Universitario para confirmar su superioridad en el campo, en una reedición de la final del torneo pasado.

Desde el primer minuto, los felinos marcaron diferencia tras una gran pared entre Sosa y Gignac, que el argentino definió con un disparo raso por un lado del portero Agustín Marchesín. En ese lapso desconcierto, Javier Aquino estuvo cerca de poner el segundo con un remate de larga distancia, que pasó rozando el poste derecho.

La respuesta vino desde la portería para las Águilas: Marchesín avanzó hasta tres cuartos de cancha, mandó un pase largo para Samudio y éste se lo bajó a Oribe Peralta, para que encarara y venciera a Enrique Palos (19’).

Mientras iban y venían ambos equipos, Sosa mandó un disparo al poste y hubo manotazos entre Pablo Aguilar y Paolo Goltz tras una mala salida defensiva del cuadro americanista.

Entonces, cayó el primer golazo de la noche: con un tiro libre a segundo poste, Zelarayán techó a Marchesín y puso adelante a los de casa a los 35 minutos. El gol, además de levantar al público en el Volcán, sirvió para que los dirigidos por Ricardo Ferretti manejaran las cosas así hasta el descanso.

Ya en la reanudación, el América pareció reaccionar y volvió a dejar el partido igualado con cabezazo de Bruno Valdez, tras un tiros de esquina de Renato Ibarra (48’).

Pero el gusto le duró poco a Ricardo La Volpe y sus dirigidos, porque Zelarayán marcó un golazo al ángulo seis minutos después, luego de un mal intento de chilena en el área de André-Pierre Gignac.

Y el resultado lo cerrró tiempo después Ismael Sosa, bombeando el esférico por encima de Marchesín, después de un rechace de Álvarez.

Excelsior.

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