Damián Álvarez es pequeño. Mide 1.65 metros, es el más bajito de Tigres. También representa la historia del equipo. Con él, los regios han ganado tres de los cinco títulos que tienen en su bolsa. La vida le debía una revancha contra el América, por la final de Liga que perdió en el pasado, y en la que salió expulsado. El destino le pagó con entrar de cambio por el lesionado Javier Aquino y acabar por vencer a las Águilas en la tanda de penales. A los 37 años, mira de cerca el retiro y pide que sea con el equipo que dirige Ricardo Tuca Ferretti.

“No fue una final rara con el América, no fue la más cardíaca. La más cardíaca para nosotros fue contra Pumas, ahí estábamos ganando y tuvimos que irnos a los penales, esa sí fue muy cardíaca”, dijo Damián Álvarez.

“Cuando uno pasa por cosas que no son tan agradables, uno puede pensar que no se van a cumplir los objetivos. Esto fue el premio al esfuerzo, el premio a nuestro trabajo. Pensamos que tal vez no seríamos campeones, pero no perdimos la seguridad. Por eso cae el gol del empate”, dijo el argentino.

A Damián le dicen el Enano, con justa razón, y a pesar de sus años, continúa como uno de los jugadores más veloces en Tigres. Si el argentino no se ha retirado del futbol, es porque Ricardo Ferretti no encuentra un sustituto para la Chilindrina. El argentino tiene amor por River Plate, equipo en el que debutó, por Pachuca, equipo con el que ganó cinco títulos, pero se quiere despedir del balompié en Tigres, porque ahí consiguió cinco títulos (Tres de Liga, una Copa MX y un Campeón de Campeones) y la directiva le ha dicho que lo renovará hasta que él se quiera ir de los canchas profesionales.

“Voy a seguir para adelante, disfrutar lo que viene. Me gustaría retirarme en Tigres porque me encanta jugar acá, estoy muy feliz y no veo porque no hacerlo aquí”.

Álvarez conserva la velocidad y eso hace que hasta los defensas más jóvenes se sonrojen al ser superados. en las bandas por un jugador que está cerca de los 40 años.

 

Excelsior.

Compartir