Era el Invierno de 1996, el primer torneo de Ricardo La Volpe como técnico del América. Un estadio Jalisco lleno, a las 12 del día. Para la tercera fecha, el rival fue el Guadalajara. Domingo 25 de agosto. Uno, dos, tres, cuatro… ¡y cinco! Goleada histórica del Rebaño, en un Clásico Nacional. La Volpe tuvo que irse al siguiente partido, después de perder con el Puebla y dejar pendiente el juego contra Cruz Azul.

Con un toque de zurda, Ramón Ramírez marcó el 1-0. Primer golpe del cuadro dirigido por Ricardo Ferretti, tras sólo cuatro minutos de acción. Chivas tocaba de un lado a otro, sin que el balón pudiera llegar a las Águilas. Poco antes del segundo, Luis García pegó una patada a Joel Sánchez y se fue expulsado: once contra diez, y un baile que, a partir de entonces, empezó a gestarse.

A pesar de la expulsión de Luis, el América no modificó, quiso seguir atacando, presionando y jugándonos mano a mano. Con la velocidad que teníamos, fue como suicidarse. Nos dejaron espacios por todos lados y, al final, fueron cinco, pero pudieron haber sido más”, recuerda Ramón Ramírez, en conversación con este diario.

Con goles de Sergio Pacheco, Paulo César El Tilón Chávez y dos de Gabriel García, los rojiblancos terminaron la obra.

La gente no se la creía. Teníamos una espinita clavada por los resultados que habíamos tenido y las liguillas en las que nos quedamos fuera. El Clásico siempre representó una oportunidad. ¿Si era mi momento? Yo creo que todos estábamos en un gran nivel. Tuca dejó ir a jugadores de mucho nombre y empezó a darle oportunidad a algunos jóvenes: Tilón, Noé Zarate, Joel Sánchez… Esos jugadores vinieron muy bien en lo que quería él: un futbol rápido”, agrega.

Las circunstancias de aquel juego, coinciden  hoy en algunos puntos, como en la situación que atraviesa el América, cuestionado por la falta de triunfos, y el hecho de enfrentar a Cruz Azul en la siguiente jornada. Si bien La Volpe no estuvo contra La Máquina en el 96, por tratarse de un juego pospuesto, el calendario vuelve a ser el mismo para las Águilas.

El Clásico puede definir la continuidad de un técnico, enterrar o elevar el sentimiento de un jugador. Puede llevarte a la Selección Mexicana. Uno debe sobreponerse para que la inteligencia siempre supere las emociones, aunque éstas formen parte de este partido”, sostiene.

Para Alberto Coyote, otro de los titulares que tuvo el Rebaño en ese Invierno 96, la diferencia entre uno y otro, pasó por algo esencial:

Por historia, el América siempre tuvo figuras, mientras que Chivas grandes jugadores. Esa fue la gran diferencia. Pareció muy fácil, pero los Clásicos son de pelea continua, de buscar las jugadas como si fueran las últimas. Es algo que no olvidas, uno de los Clásicos que más recuerdan los aficionados”, comenta.

Jugadores como Oswaldo Sánchez, Joaquín del Olmo, Germán Villa, Kalusha Bwalya, Pedro Pineda y Cuauhtémoc Blanco integraban a las Águilas. “Pero Chivas jugaba con un estilo alegre, ofensivo, con mucha posesión de la pelota”, agrega Coyote. “En ese partido, el Tuca se ganó a la gente”.

Tras la salida de La Volpe, llegó el turno de Carlos de los Cobos, aunque tampoco pudo encontrarse. El América se quedó sin calificar, con un clásico que resultó histórico en el estadio Jalisco.

Excélsior.

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