Yuriria SierraYuriria-Sierra

Incluso para quienes no profesamos ninguna religión en específico, y entendiéndolas todas con el respeto que cada una merece, sería una insensatez no reconocer el poder de convocatoria y el evidente liderazgo de quien hoy es cabeza de la Iglesia católica en el mundo. En repetidas ocasiones, hemos hablado de los cambios —algunos más sutiles que otros—, de las formas y de los discursos que ha tenido el jefe de Estado del Vaticano. El papa Francisco se ha mostrado desde su nombramiento como un líder mucho más tolerante y dispuesto a acercamientos en grupos, territorios y gobiernos enfrentados entre sí.

No recuerdo, desde los años de Presidencia de Bill Clinton, una reunión de Israel y Palestina como la que vimos hace un par de días. En la residencia de Santa Marta, en donde vive el papa Francisco, se encontraron Shimon Peres, presidente de Israel, y Mahmoud Abbas, líder palestino. Escuchando atentos las palabras del líder católico, en el que fue el último de los varios llamados que a lo largo de la historia se han hecho para acabar con el ambiente de hostilidad y guerra que se ha convertido en un habitante constante en la zona de Oriente Medio.

Pero antes de esto, el papa Francisco hizo lo que no habíamos visto por parte de un líder católico. A la noticia de los abusos sexuales cometidos por el sacerdote mexicano Eduardo Córdova Mendoza, lejos de archivar el caso, se analizó y actuó en consecuencia. Por decreto, fue expulsado del sacerdocio católico, se le impuso la dimisión del estado clerical. Ésta, la sentencia más grave dentro de las leyes por las que se rige el Vaticano. Una resolución que llega a una velocidad que, antes, jamás se habría pensado. Algo que nos dice que el papa Francisco ha entendido bien el papel que debe jugar su Iglesia frente a estos casos. A su institución no le conviene en lo absoluto seguir en una postura de silencio o que sólo se limite a condenar verbalmente los actos de pederastia.

Desde su llegada al Vaticano, Jorge Bergoglio ha dado varias señales de esos cambios en el discurso religioso del catolicismo. Y sí, han sido pequeñas modificaciones, pero por mucho, son sutiles cambios a un sustento ideológico que por cientos de años se ha mantenido en la misma línea, de un adoctrinamiento que a todas luces resulta caduco en varios de sus incisos.

Y bueno, ahora que se reunió con Enrique Peña Nieto en Roma, en donde le prometió una visita para estar en nuestro país —aunque no dijo cuándo ni a qué ciudad llegaría—, resultará interesante pensar en cuál sería el discurso con el que nos visitaría, siendo México uno de los países en los que con más pasión se vive el fervor católico; por algo recibió una figura de la Virgen de Guadalupe y —ah, claro— una camiseta de la Selección Nacional de Futbol. Aunque esto último, ya no supimos si fue como regalo u ofrenda para que nos “haga el milagrito”, ahora que empieza el Mundial.

El papa Francisco, en el poco tiempo que lleva al frente de la Iglesia católica, ha ido trazando una línea discursiva que sí representa sacudidas al interior del credo que simboliza. Y eso, finalmente, son cualidades de un líder que hacía mucho tiempo necesitaba una institución religiosa como la católica.

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