Hace algunos días, para ser precisa el 11 de octubre fue el Día Internacional de la Niña, fecha que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instauró en el año 2011 la celebración del “Día Internacional de la Niña”. Podemos llegar a preguntarnos ¿cuál sería la razón de celebrar este día? ¿por qué a las niñas?, acaso ¿será sólo una cuestión de llenar nuestro calendario con días y días de conmeración? No es así de simple.

A pesar de contar con la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño y la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW) el Fondo para la Infancia de Naciones Unidas (Unicef) además de un grupo técnico visualizaron las cifras de violencia contra las niñas, mismas que eran violentadas en sus círculos más cercanos como el hogar, las escuelas; así como de palpar la invisibilidad que las hacía presa de la no educación, de una alimentación insuficiente, de no poder disfrutar en igualdad a los niños en la adquisición de ropa, de ocuparse de labores domésticas a corta edad, de ser obligadas a contraer matrimonio, de sufrir mutilación genital femenina, de ver mermado el acceso a la atención médica, a enfrentar una desilusión de padre o madre por no haber sido varón; hasta de llegar a presenciar y escuchar de nuestro círculo social frases como: “lástima que fuiste niña” “las niñas sufren más que los niños” llegando al extremo de llegar a considerar pensamientos como: “fue niña, se ha perdido nuestro apellido” como si un simple nombre, un apellido fuera mucho más importante que un ser humano, que una mujer, que una niña.

Es así, como ante estos hechos, que en la mayoría de las ocasiones preferimos “no ver” “no ser conscientes” o hasta llegar a pensar “a mí no me sucede” es que los organismos internacionales en un intento por visibilizar esta desigualdad, se instauró el Día Internacional de la Niña. Porque recordemos que lo no visible, no existe.

México, ha tenido avances considerables respecto a la igualdad entre hombres y mujeres. Pero no han sido suficientes.

Hablemos de cifras:

  • De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) tenemos que el 16% de la población en nuestro país está conformada por niñas de 0 a 17 años de edad. Esto nos arroja que estamos hablando de 19.3 millones de habitantes en México.

 

  • En México existen 61.3 millones de mujeres, de las cuales el 31% de éstas son niñas.

 

  • Existen 2.6 millones de niñas mayores de 5 años que no cuentan con instrucción escolar. El 16% corresponden al rango de niñas entre 5 y 17 años de edad.

 

  • De acuerdo al INEGI las principales razones por las cuales las “niñas” no asisten a la escuela son: “por falta de interés o aptitud para la escuela” (27.6% que equivale a 284 mil menores que dieron esta respuesta, de un millón que no asiste). “Por falta de recursos económicos para estudiar” (23.4% que equivale a 240 mil niñas de la muestra). Además se encontró que 101 mil niñas señalaron que “por motivos familiares” no asistían a la escuela; 79 mil “no van a la escuela porque trabajan”, 57 mil “no estudian por inseguridad, discriminación y distancia de la escuela”; 50 mil “por enfermedad, accidente o discapacidad”

 

  • Del total de “niñas” que estudian sólo la cuarta parte dedica su tiempo a estudiar; mientras que tres cuartas partes (13.3 millones) realizan dobles o triples actividades.

 

  • Hasta finales de 2013, el INEGI había contabilizado 827 mil niñas que trabajan de las cuales el 68% también estudian. Representando las niñas trabajadoras casi la mitad respecto al millón 728 mil niños y niñas que entonces formaban parte de la población ocupada de entre 5 y 17 años de edad.

 

Cifras crudas, reales, que deben ser nombradas, visibles. Yo tengo dos hijas, vengo de una familia en la que somos 3 hijas; día con día intento cambiar, transformar mi pensar, mi decir, mi actuar porque segura estoy que ellas podrán tener mejores condiciones sociales, educativas, de salud, de empleo, de desarrollo. Es por ello que se debe VISIBILIZAR, se debe NOMBRAR, sólo así podremos hacer consciencia, como madre, como padre, como ciudadana, ciudadano, como política, político; sólo así, podremos exigir y brindar igualdad, sólo así podremos transformar el presente y el futuro de nuestras niñas; sólo así tendremos la Nación y el País que nos merecemos tener.

Y si de niñas hablamos, no puedo dejar de mencionar lo ocurrido respecto a la entrega del Premio Nobel de la Paz por el Comité Nobel Noruego; mismo que fue otorgado a la activista pakistaní             MALALA YOUSAFZAI, niña, mujer que cuenta con sólo 17 años de edad… pero ¿Quién es Malala?

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Malala nació en 1997 en Mingora, Pakistán. Se le reconoce por su activismo a favor del derecho universal de educación para niñas y jóvenes de la zona del Valle del río Swat, lugar, donde el régimen talibán les prohíbe asistir a la escuela. Malala se dio a conocer en el año 2009 cuando el ejército pakistaní entró en el Valle para expulsar a los talibanes, por escribir un blog para la BBC con el seudónimo Gul Makai en el que relataba cómo era su vida bajo el control de los extremistas, la angustia que sufría temiendo que atacaran las escuelas y con el decreto del cierre de las mismas.

En octubre de 2012, fue víctima de un atentado en mano de un grupo talibán. Sucedió cuando Malala volvía de la escuela, recibió un disparo en la cabeza. El motivo era dejar claro a los ojos de todos: Una joven mujer se había atrevido a reclamar y exigir el derecho a la educación de las niñas.

En una entrevista que le realizaron en The Daily Show, Malala impactó a toda la audiencia e incluso al periodista Jon Stewart al responder qué pensó cuando se dio cuenta que ella era un objetivo para los talibanes.

“Pensaba qué haría si pasara. Me respondía a mí misma, si viene lo golpearé con un zapato. Pero luego me decía, ʻsi lo golpeas con un zapato, no habrá diferencia entre tú y él. No debes luchar con otros a través de la crueldad y la violencia sino con el diálogo, la paz y la educaciónʼ. Entonces le explicaría lo importante que es la educación y que yo quiero educación para sus hijos y le diría: ʻeso es lo que quería decir, ahora haz lo que quieras”.

Ha recibido numerosos premios por su defensa del derecho a la educación. En el año 2013 le entregaron el Simone de Beauvoir en París el 9 de enero y en Madrid el Premio UNICEF de España el 22 de mayo. También ganó el XXV Premio Catalunya el 22 de mayo.

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En nuestro Estado, en nuestro Municipio, en nuestra colonia ¿Qué acciones se realizan en favor de las “niñas? ¿Se cuentan con estadísticas desagregadas por género y edad? ¿Se sabe y se reconocer la brecha que existe entre el acceso a la educación, a la salud, a una calidad de vida entre niños y niñas? Debemos asumir compromisos, debemos generar políticas públicas con perspectiva de género, debemos realizar diagnósticos y metodologías que nos arrojen la información que necesitamos, requerimos compromiso.

Hoy te invito a que cada uno y una hagamos ese compromiso, que visibilicemos a nuestras “niñas” (puede ser tu hija, tu sobrina, tu nieta, tu hermana, tu vecina) que transformemos nuestro entorno con pensamientos y acciones que nos lleven a brindar y exigir igualdad de oportunidades, igualdad en el trato, igualdad en el salario, igualdad en la salud, igualdad en la alimentación, igualdad en la educación. Todo comienza en ti, en mí, en ellas, en ellos. Todo comienza en tu mente, en tu corazón, en tus acciones. Todo comienza aquí. Todo comienza ahora.

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