¿Quién no se ha aterrado por el inexpli­cable crujir de la madera vieja en casa, las bisagras rechinantes y por sentir que a mitad de la noche se le “sube el muerto”?

Sacarle un susto a la gente no es cosa fácil, pero el cineasta Francisco Javier Gutiérrez le apostó a la rea­lización de El Aro 3, en la que su cómplice es Sama­ra Morgan, la escalofriante niña que susurra al auricu­lar “siete días” después de ver su video.

“Ha cambiado mucho la gente, por lo que las pe­lículas de terror que se pro­ducen hoy en día tienen un nivel bastante elevado. Al­gunas son verdaderamen­te crudas porque estamos acostumbrados y endu­recidos por la realidad al paso del tiempo.

Estamos intentando apostar de nuevo a los clá­sicos, al juego del terror si­cológico como en épocas en las que cintas como La semilla del diablo o El Res­plandor daban al especta­dor esa oportunidad de no ver tanto, pero la tensión te tenía acongojado y co­gido por las tripas, lo cual hacía que no abandona­ras la historia. Ésta es una oportunidad de regresar a esos clásicos sin la nece­sidad de hacer un baño de sangre”, dijo a Excélsior el cordobés.

El Aro 3 comienza con el clásico video en forma­to de VHS que es encontra­do en una venta de garage por Gabriel (Johnny Galec­ki), un profesor de biología que, obviamente, ve la cin­ta experimental y recibe la angustiante llamada.

Sin embargo, en su in­vestigación y obsesión con el video, desarrolla un método que le permite li­brarse de la maldición: una cadena digital en la que cada víctima encuentra a otro espectador para que vea una copia de la filma­ción en computadoras, ta­bletas o celulares, y tome su lugar.

Hasta que Julia (Matil­da Lutz) descubre un pie­taje que nunca antes había sido visto, ni siquiera en el contexto de las primeras dos partes dirigidas por Gore Verbinski e Hideo Nakata en 2002 y 2005, respectivamente.

“Todos en la produc­ción somos fans de las pri­meras películas de El Aro, pero claro que ésta tenía que estar dirigida para toda una nueva generación. Si hacíamos más de lo mis­mo con un VHS que ya na­die ocupa, nos hubiéramos quedado en un círculo raro y del pasado.

Mi trabajo estaba en conservar la estética de la primera, obviamente la maldición, pero hacer la mezcla con un elenco jo­ven involucrado en una aventura más tecnológica, avanzada en un contex­to en el que todos vemos videos a cada rato y dis­ponemos de dispositivos móviles para hacerlo, esto para que pequeños y ado­lescentes como mi sobri­na vayan al cine y puedan identificarse”, compartió.

Los primeros dos capí­tulos recorren el origen de la cinta y Samara Morgan (Bonnie Morgan), la pro­tagonista del video, cuya madre la intentó ahogar cuando era pequeña y fue arrojada a un pozo.

Queda la interrogante de ¿por qué su mamá le te­nía tanto odio? Esta vez la religión, sus integrantes y su polémica fama que han adquirido a lo largo de los años, tienen bastante que ver con los hechos.

“¡Curiosamente, yo soy católico!”, ríe el tam­bién director de la popular Tres Días, “pero he que­rido mostrar que, a fin de cuentas, la iglesia es hu­mana y no hay nadie per­fecto como todos nosotros. Se tiene un toque circuns­tancial, pero es verdad que, desgraciadamente, han pasado cosas relacionadas con esta línea (de abusos).

Además, ayudamos a explicar la fascinación que existe por parte de Samara, la crueldad que existe y esa luz y oscuridad que com­parte toda persona; el bri­llo, la bondad y la maldad que hay en el mundo”, dijo.

Javier Gutiérrez acepta que Samara ya se ha con­vertido en uno de los gran­des personajes del género. Es difícil deshacerse de ella y no reaccionar ante tal abominación saliente de las pantallas.

Un ejemplo claro es la campaña publicitaria rea­lizada en una tienda en Nueva York, en la que una actriz caracterizada como la antagonista de la trilogía, salía detrás de un televisor para espantar a los clientes.

Estrategia exitosa que alcanzó millones de vi­sitas, viralizó la tercera parte y dejó en claro al di­rector que deshacerse de ella definitivamente no es una opción viable para los amantes del horror.

Es complicada, no quieres terminar con ella porque te sientes identifi­cado como con los grandes clásicos y los monstruos de Hollywood, pues tiene una parte humana al ser in­comprendida. Hostia, ¡su madre la tira a un pozo! Por eso su canteo y la sed de venganza que la hará per­durar por mucho tiempo”, compartió el cineasta de 43 años.

El director aseguró que dejó ramificaciones para una posible cuarta parte, pero su producción depen­derá de la taquilla del nue­vo filme.

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