El documental Llévate mis amores, ópera prima del cineasta mexicano Arturo González Villaseñor (Ciudad de México, 1985), se dio a conocer hace tres años y desde entonces hace ruido en festivales y funciones especiales, buscando poner el acento en la labor de unas mujeres solidarias como pocas y cuya labor benéfica les ha otorgado fama y alta estima en todo el mundo.

Se trata de un filme que al joven director le llevó cuatro años de factura y que nació el día en que Arturo conoció junto a un grupo de amigos –con los que buscaba fundar una radio comunitaria en la zona- a las mujeres que se alistan al costado del tren conocido como “La Bestia”, para tirar al paso raudo del vehículo bolsas con agua y alimentos a los migrantes que pasan rumbo a los Estados Unidos.

“En gran parte es un retrato de lo que ocurre en los pueblos mexicanos hoy en día: el abandono al campo, la explotación obrera/campesina representada por el esposo de una de ellas, José Luis, quien nos cuenta que trabaja doce horas al día y que aun así no le alcanza para mantener a su familia y tiene que vivir endeudado.

La nula oportunidad que tienen las más jóvenes para ingresar en una universidad; al no tener los ingresos suficientes para pagar una escuela privada optan por ingresar en una pública —siendo estas las mejores del país, pero a su vez las más demandadas—, pero la baja calidad del nivel medio superior (preparatoria) les impide hacer un buen examen. Es por eso que muchos jóvenes optan por el ejército, la marina, dedicarse al campo o trabajar como obreros con sueldos miserables y una explotación devastadora. Un círculo vicioso. También es un retrato del machismo y del maltrato por parte de algunos hombres. Para ellos, al llegar del trabajo termina su día laboral, pero para las mujeres esto nunca termina. También hay unas cosas muy lindas como la conexión tan inmensa que tienen con la naturaleza, mujeres que dependen completamente de ella”, dijo González Villaseñor a la periodista María Muñoz, en una entrevista publicada en el sitio Berlín Amateurs.

Sin Embargo

 

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