Conocido como el gigante asiático, China vive una transformación vertiginosa llena de contrastes y contradicciones en áreas como su cinematografía.

Por un lado, parte de sus directores de cine han tenido que salir del país, principalmente a Estados Unidos y Francia, para poder contar sus historias y hablar abiertamente de lo que sucede en una nación en la que la censura se aprecia en el uso de información, redes sociales y contenidos que llegan a las pantallas de tele y cine. Por el otro lado, existen realizadores que no se complican y hablan de temáticas simples que no tienen tintes políticos.

La industria fílmica china es meramente comercial. Hace muchas películas al año, sólo que la gran mayoría son de género, melodramas, sobre todo películas de acción y algunas películas de chinos guerreros voladores. Efectivamente hay una industria interna y al ser un país de millones de habitantes, no necesitan de Hollywood para sobrevivir. China es un caso muy similar al de la India con Bollywood. No obstante, las películas importantes chinas que llegan al mundo son las de esos directores que paradójicamente están prohibidos por el régimen, como Zhang Yimou, Jia Zhangke o Chen Kaige. Todos ellos están prohibidos en China, y lo que hacen para sobrevivir es filmar en coproducción con otros países”, explicó José Antonio Valdés, crítico cinematográfico y subdirector de Información de Proyectos Especiales de la Cineteca Nacional.

Uno de los directores chinos que se ha visto señalado por el régimen de su país es Jia Zhangke, director premiado en festivales como el de Cannes o Berlín que de manera sutil y a través de filmes como Un toque de violencia o Más allá de las montañas trata de reflejar cómo el sistema ha orillado a que muchos de sus ciudadanos basen su felicidad en el dinero, la superficialidad y los bienes materiales.

Jia Zhangke la ha pasado muy mal. Sus películas no se pueden ver en China y está a punto de ser el Jafar Panahi chino (director iraní que tiene prohibido por las autoridades de su país filmar durante 20 años). Si ves sus películas te das una idea de lo que está pasando en China en este momento. Hay mucha represión en cuanto a los contenidos y por otro lado es un país que se está abriendo a una especie de, aunque suene un poco raro o absurdo, de capitalismo-comunista. Estamos viendo en propuestas como las de Zhangke cómo la sociedad china está muy reprimida, dominada por el dinero y los objetos materiales, es gente entregada a lo material y que deja lo espiritual completamente de lado, cuando sabemos que en la cultura oriental predomina lo espiritual”, complementó José Antonio Valdés.

Estas ideas del individualismo y el materialismo son reforzadas por el director mexicano Alejandro Springall, quien recientememte ha viajado a China para negociar, a través de China Film Group —instancia estatal encargada de la producción, distribución y exhibición de filmes tanto chinos como extranjeros— la distribución del que será su nuevo filme y que lleva por título tentativo La ruta de los caídos.

Este proyecto, basado en la historia del escritor sonorense Guillermo Munro y que será producido por Guillermo del Toro y Bertha Navarro, cuenta la historia de una pareja que huye de México a Estados Unidos debido a la discriminación que sufre en la ciudad. Durante su travesía en carretera, la pareja se encuentra con un grupo de chinos que de igual manera sufre acoso y persecución por parte de grupos extremistas. Al estar viajando constantemente a China para ver aspectos meramente cinematográficos, Springall se ha dado cuenta de la situación que impera en la sociedad.

Con un régimen tan duro, que está permitiendo el consumo excesivo, la gente se está perdiendo en sólo consumir. Basan su felicidad en eso y de paso evaden el sistema político. Así es como se compensa la falta de libertades y de voz. La idea es: ustedes consuman, diviértanse y riánse, mientras nosotros vamos a seguir haciendo de la nuestra.

En China hay 20 millones de consumidores potenciales de artículos de lujo y se está creando una sociedad individualista y narcisista. Por eso la mayor parte de las producciones chinas no tocan temas históricos porque es muy delicado y hay demasiadas visiones encontradas que no necesariamente al gobierno chino le gustan. Por eso en este momento están tratando de explotar historias que hablen del romanticismo, historias que no cuestionen el régimen. Incluso a mí me pidieron los derechos de la película No eres tú soy yo para hacer una versión china, pero aún no hay algo concreto”, expresó.

El también director de Santitos o Morirse está en hebreo comentó que quedó sorprendido del nivel adquisitivo de gran parte de la población china, y comentó que hoy en día se aprecia un fenómeno muy particular en las industrias fílmica y televisiva chinas al lanzar jóvenes actores que se convierten en estrellas de la noche a la mañana.

Es un fenómeno de frivolidad. Han surgido una cantidad de actores jóvenes que son mega estrellas, pagadas con un dineral,  que viajan con grupos enormes de asistentes y personas que están al pendiente de ellos. Son los role models (modelos a seguir) de las chavitas. Son chavitos que se pintan el cabello de rosa, que tienen un look muy andrógino… Ni Hollywood ha llegado a tal nivel de frivolidad”, expresó el realizador mexicano que debido a la situación en cuanto al control de contenidos, está analizando la posibilidad de filmar una versión diferente de La ruta de los caídos que pueda estrenar en China.

DE CHINA PARA EL MUNDO

Considerada hasta ahora como la película más taquillera de la historia de China, la comedia de ciencia ficción La sirena se convirtió este año en un fenómeno. Dirigida por Stephen Chow, este filme, que centraba su atención en una sirena que tiene el encargo de asesinar a un empresario que está contaminando las aguas en las que vive con su familia, recaudó a nivel mundial 553.8 millones de dólares. En Estados unidos el estreno de La sirena fue el más exitoso en la última década para una película de origen chino.

El interés por el gran mercado chino ha sido tal que algunos estudios hollywoodenses han volcado su mirada a ese país. Hace unos meses Universal Pictures, Atlas Entertainment y Legendary Pictures —esta última adquirida a principios de enero por el empresario chino Wang Jianlin, considerado el hombre más rico de la nación gracias a su empresa Wanda— filmaron en el país asiático la película más cara.

Con un presupuesto de 135 millones de dólares, según lo revelado por el South China Morning Post, el multipremiado director Yimou Zhang se puso detrás de la cinta de acción The Great Wall, que contó con las actuaciones de Matt Damon, Pedro Pascal, Willem Dafoe, Tian Jing, Andy Lau y Lu Han. Este proyecto, que cuenta los motivos por los que se construyó la Muralla China, se estrenará a finales de año en China y semanas después en Estados Unidos y el resto del mundo.

Todo está relaciondo con el dinero. Aunque por un lado las autoridades se dicen comunistas, ven que la industria del cine es un negocio y por eso permiten que entren grandes producciones a filmar. No son tontos, saben que eso es entrada de dinero y esos son los grandes contrastes del país”, explicó José Antonio Valdés.

Recientemente, The Hollywood Reporter publicó que Wang Jianlin externó su deseo por adquirir alguno de los grandes estudios hollywoodenses para poder tener presencia en la industria occidental al mismo tiempo que quiere llevar la tecnología, la técnica y los conocimientos de dichos estudios a China.

Aunque The Great Wall es la producción extranjera más cara que se ha rodado en China, es necesario decir que han existido otros estudios que se han interesado en este mercado. En 2007 los Estudios Walt Disney, conscientes de que los contenidos de sus filmes pueden no interesar a los niños chinos, decidieron producir El secreto de la calabaza mágica, el primer largometraje de animación CGI (imagen generada por computadora) de este estudio para el mercado chino.

Dirigido por Frankie Chung y protagonizado por Peisi Chen, Gigi Leung y Qilong Zhu, el filme cuenta la historia de un niño llamado Wang Bao que casualmente pesca una calabaza mágica que le concede sus deseos, al mismo tiempo que le trae complicaciones.

La cuarta entrega de Transformers fue una coproducción entre Estados Unidos y China que tuvo locaciones en ambos países. Este filme, que tuvo un presupuesto de 210 millones de dólares, recaudó mil 104 millones de dólares.

Excelsior.

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