Gustavo Madero logró reelegirse con el 56.76 por ciento de la votación y con la palabra de su contrincante Ernesto Cordero de que la elección no se impugnará en tribunales, “la batalla será ética”, dijo.

“Quedó demostrado en el PAN que el camino correcto son las propuestas y no el agravio, las ofensas, el odio o el rencor” lanzó el dirigente, quien demandó que el proceso quede atrás y se celebre el triunfo no de él sino de Acción Nacional.

Arropado por los gobernadores de Sonora, Guillermo Padrés, Rafael Moreno Valle de Puebla y Francisco “Kiko” Vega de Baja California -estados en donde logró una holgada victoria- el panista extendió la mano a Ernesto Cordero y a Juan Manuel Oliva a procesar “institucionalmente las diferencias” y trabajar unidos.

“Les mando un mensaje de unidad, de camaradería castrense que es lo que nos caracteriza al PAN como el mejor partido desde 1939”, instó.

Después de una larga encerrona con su equipo de asesores, Cordero salió acompañado de Javier Lozano y Maximiliano Cortázar, para reconocer que los resultados no les eran favaorables y subrayó, “luchamos con todo en contra”.

Cordero dijo que no entrarán en una batalla legal porque lo que hace falta es una batalla ética. También dijo que lo más importante es la unidad interna y que no abandonarán a los panistas que votaron por su fórmula.

Vuelta a la página

Aparte, hora y media después de lo previsto, Gustavo Madero escuchó los resultados de la elección en el auditorio de la sede nacional, donde Francisco Gárate Chapa, coordinador del proceso interno confirmó que con el 94 por ciento de los votos, Madero logró el 56.76 por ciento de los sufragios contra el 43.24 por ciento de Cordero.

Madero llamó a darle la vuelta a la página y a que “desde mañana” todo el panismo se concentre en los próximos procesos electorales en Nayarit y Coahuila; a buscar la mayoría en el Congreso federal y los locales en el 2015 y a recuperar la presidencia de la República en el 2018. “Todos estamos convocados, todos estamos incluidos, no podemos perdernos en la venganza ni caer en el triunfalismo”.

El Financiero –

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