Yohara a veces desafina y sus movimientos frente al público son un tanto rígidos, pero eso no cuenta: el hecho de que pueda actuar en público en un espectáculo de karaoke es sorprendente, además de que lo hace con la cabeza descubierta, con un piercing en la nariz y los labios pintados de rojo oscuro.

Y esto en pleno Riad, la capital del reino musulmán conservador de Arabia Saudita, donde hasta hace poco las mujeres estaban veladas a los ojos de los hombres.

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