Llega el calor, llega fin de año y con todo esto también las fiestas. Estas incluyen el pan dulce, los regalos, Papa Noel, los fuegos artificiales y por supuesto también ¡los conflictos familiares! Y si, aunque no nos guste, son un clásico de las fiestas. Quizás porque son épocas en donde se movilizan muchas sensaciones internas, quizás porque mucha gente se fastidia y no ve la hora de que terminen, o quizás porque también nos confrontan con la ausencia de los que ya no están. Por cada uno de estos motivos (o por todos juntos) las celebraciones de fin de año son un caldo de cultivo para las fricciones familiares.

Los conflictos y los roces son inherentes a las relaciones humanas. Una relación familiar genuina trae consigo la posibilidad de que en algún momento exista una pelea. El problema no es que se presente una diferencia, el problema es qué se hace con eso. Un conflicto puede ser un peligro o un desafío. Si después de una pelea yo logro dialogar con el otro y fortalecer la relación, entonces ese conflicto sirvió. En cambio, si la pelea de fin de año le puso punto final al vínculo, se habrán desnudado por completo las carencias de esa relación.

Mirá: ¿Cuál es el verdadero significado del árbol de Navidad?

Las peleas pueden aparecer por muchos motivos diferentes y se dan, en mayor o menor medida, en todas las familias. Por supuesto, será mucho mejor que no se presenten, pero si esto ocurre, a no desesperar. Poder entender que el hecho que ocurra implica cierta naturalidad les quita dramatismo y las hace menos terribles. Es muy común que los conflictos tengan que ver con las pequeñas disputas de poder dentro de una misma familia o entre las familias políticas.

Los motivos más habituales son:

1. Quién pone la casa: El hecho de decidir en dónde se celebran las fiestas puede significar para algunos una manifestación de poder. Hay personas que ponen la casa para poder organizar todo lo que va a pasar, desde lo que se come hasta el horario de llegada. La que pone la casa, inevitablemente termina teniendo el control de ciertos temas. Dependerá de la personalidad de los invitados ver cómo manejan esta situación.

2. Quién cocina y trabaja más: Muchas familias cocinan para las fiestas y a partir de esto, la mayoría se reparten las tareas. Los conflictos pueden surgir cuando alguien se fija demasiado en quién cocinó cada cosa y si es más o menos de lo que cocinó ella. A veces también puede pasar que lo que cocinó una invitada no sea puesto en la mesa por la dueña de casa.

Mirá también: Cómo sobrevivir a la Navidad en familia (después de los treinta, sin novio, marido ni hijos)

3. El familiar conflictivo: En todo grupo familiar puede haber alguien que sea más propenso al conflicto y esta persona puede generar peleas por diversos motivos. Muchas veces, el alcohol puede ser un mal aliado para estas personas en estas fechas.

4. Quién gasta más: El dinero también suele estar relacionado con el poder y en ese sentido el que gasta más, o bien puede ser visto como un gesto de ostentación hacía los demás, o bien puede ser el perjudicado que termina gastando más dinero que el resto.

5. La relación con la familia política: La relación que cada miembro de una pareja lleva con su familia de origen suele ser uno de los motivos más frecuentes a la hora de generar conflictos en las parejas. Teniendo en cuenta esto, si existen conflictos que ya se vienen manifestando, estos se pueden agravar en las fiestas e incluso pueden ser motivo de peleas muy profundas.

Es importante tener en cuenta, que a pesar de que los conflictos puedan aparecer en las celebraciones de fin de año, para que exista una pelea siempre se necesitan por los menos 2. Si alguien quiere pelear y no encuentra eco en el otro, no se generará la pelea. Será importante estar atentos a estas cuestiones y también tener cuidado porque las fiestas que marcan el inicio de un nuevo año también pueden llegar a significar el final de una relación.

ENTREMUJERES CLARIN

Compartir