Nueces, cacahuetes, huevo, leche, trigo… La lista de alimentos que nos causan alergia crece, pero no sabemos por qué. Ahora, un equipo de científicos del Instituto de Investigación Médica de Parkville (Australia) ha descubierto que muchos de los niños que desarrollan alergias alimentarias en sus primeros años de vida presentan un sistema inmune alterado en el momento de su nacimiento, con células que predisponen al problema.

Los investigadores analizaron la sangre recogida del cordón umbilical de 697 niños australianos que pasaron por pruebas de detección de alergias al cumplir un año. Los análisis demostraron que los críos que presentaban intolerancias alimentarias tendían a tener en la sangre de su cordón umbilical monocitos –un tipo de célula del sistema inmune– más sensibles a las bacterias y virus que los de los niños que no desarrollaban alergias. Los monocitos hiperactivos disparan los mecanismos responsables de las reacciones alérgicas.

Esta respuesta fuerte suele ser un signo de buena salud, pero en los recién nacidos y los bebés podría indicar que su sistema inmune es más proclive a reaccionar contra proteínas inofensivas presentes en los alimentos.

Los resultados no indican de qué forma se produce esta sensibilización excesiva, ni si surge durante el parto o en la gestación, pero podrían llevar a una mejor comprensión de las causas de estas intolerancias, y al desarrollo de tratamientos preventivos contra estas reacciones del sistema inmune que pueden poner en peligro la vida de quienes las sufren.

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