Hubo un tiempo, hace más de 50 años, en que el mejor equipo, el que más talento tenía, era el Atlas. La década de los 50 sirvió para cimentar una tradición llena de fe. Ahora, sus aficionados piensan siempre que ganarán algún día.

El Atlas alcanza los 100 años con una parte luminosa de su historia y la otra, la mayor, grisácea. Fundado el 15 de agosto de 1916 por chicos de clase alta de Guadalajara de los colegios ingleses, ha optado por ser el nido de cientos de futbolistas valiosos en lugar de celebrar títulos. Ahí radica su esencia, la de contribuir con La Academia, como les nombraron, como Las Margaritas, por jugar esos clásicos con las Chivas y sus aficionados ponerse en el sitio donde estaban las flores y los rivales en las piedras. Los del Paradero y los Amigos del Balón.

Ser del Atlas no es cosa sencilla. Un título en 1951 y mucho descontrol. Aunque realmente, el último que cosechó oficialmente fue en 1967 con el Campeón de Campeones.

Su afición venera aún a Edwin Cubero, el tico que con un gol les dio el título de liga y el que más goles tiene en la institución rojinegra con 88.

“Han sido más penas que gloria, pero no podría definir el fenómeno Atlas, la gente lo quiere por algo, debe ser un amor que duele, una fidelidad tensa. Los niños lo sienten y se transmite a otras generaciones. Simplemente uno le es fiel”, aseveró Jesús Güero Aceves, uno de los ídolos del club.

Una pasión es una pasión. O lo que es lo mismo, uno no entiende por qué ama las cosas que ama. “Es así, al Atlas se le quiere por lo que es, no por lo que gana”, señaló Aceves. Vinieron las épocas oscuras. Tres descensos y las etapas de los años 70 y 80 de récords negativos (nueve derrotas seguidas, 11 partidos sin anotar, 11 años sin liguilla), pero todo supo a nuevo con Marcelo Bielsa y con Ricardo La Volpe en 1999, que hizo de los Zorros un equipo coralino, lleno de buen futbol.

Excelsior.

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