Cancun, Mexico

Hace poco más de 40 años, Cancún era una isla deshabitada.

Es 1974, y en los periódicos internacionales aparecen historias sobre Gerald Ford convirtiéndose en el presidente 38 de Estados Unidos. En la sección de deportes, Muhammad Ali predice que volverá a ganar su título de «peso pesado» en una siguiente «Rumble in the Jungle» contra George Foreman. Los lectores que buscaban en la sección de viajes eran introducidos a un nuevo resort en crecimiento en México, pero en un lugar del que jamás habían escuchado hablar.

Los comerciales mostraban una playa virgen, palmeras alineadas y una línea de huellas en la arena, desapareciendo a la distancia. En el título se leía «Camina sobre las huellas de los reyes mayas», esta publicidad hablaba de un proyecto que estaba en construcción por parte de gobierno mexicano en una isla de las costas del Caribe del país.

¿Qué hizo que las autoridades mexicanas y otros inversionistas pusieran 100 millones de dólares (de aquel entonces) en una isla llena de dunas de arena en medio de la nada? La delgada y pequeña isla ni siquiera aparecía en los mapas de aquel entonces.

DANITA DELIMONT
Una computadora lo encontró

La historia se remonta a 1969, cuando el gobierno de México decidió reimpulsar su, entonces, muy modesta industria del turismo. Construir grandes resorts de la nada, era la idea. Kilómetros de playas serían alineadas de hoteles de lujo para hacerlas parecer palacios tropicales. Las aerolíneas de alrededor del mundo llegarían ahí, y habría miles de actividades divertidas para hacer, tanto para banqueros como panaderos.

Una nueva agencia llamada INFRATUR, después conocida como FONATUR (Fondo Nacional del Fomento al Turismo), sería la encargada de echar a andar el proyecto, el cual estuvo comisionado a expertos en el campo de la mercadotecnia y bienes raíces, economistas, arqueólogos, sociólogos, entomólogos y algunos programadores de unas nuevas máquinas llamadas «computadoras».

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Los investigadores de FONATUR buscaron a lo largo del país durante dos años, colectando muestras de agua, calidad de las playas, problemas ecológicos y posibles resorts de entre más de 17 mil kilómetros de playas. Los datos cayeron en una computadora y aparecieron los lugares mejor calificados. Liderando la lista estaba una isla en la punta este de la Península de Yucatán. Un lugar que los pescadores mayas de la región llamaban Kaank’uun.

SHUTTERSTOCK / SUBBOTINA ANNA
Renombrado con algo más comercial, Cancún comenzó a tomar forma en 1972 cuando las dunas de arena y manglares les hicieron paso a calles, banquetas, cables de electricidad, sistemas de agua y la aparición de las dos primeras calzadas elevadas que unían ambos extremos de la isla. El primer hotel, Playa Blanca (de 70 cuartos) abrió en mayo de 1974.

Para 1975, anuncios de Bienvenidos recibían a los visitantes en el aeropuerto internacional de Cancún, el cual ya contaba con campo de golf, marina y 10 hoteles en funcionamiento, con muchos más en construcción. Los turistas volaban desde la Ciudad de México por medio de dos aerolíneas mexicanas, y los primeros vuelos internacionales llegaban desde Estados Unidos (operados por Air France desde Nueva York), mientras otras seis aerolíneas estadounidenses esperaban la aprobación para llegar al destino.

Para el final de la década, mientras más y más hoteles aparecían – muchos construidos para parecer pirámides mayas, castillos árabes y palacios de Andalucía – la belleza natural de Cancún se dispersó de boca a boca, con sus playas de arena blanca como talco y las maravillas de la zona arqueológica maya como Tulum, Coba y Chichen Itza, convirtiéndolo en el destino principal del turismo del país.

huffingtonpost

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