Los dispositivos conectados, o el Internet de las Cosas, plantean problemas de seguridad, que pueden comportar desde su uso para lanzar un ataque de denegación de servicio hasta el control remoto de los terminales, un hecho que ha denunciado una mujer holandesa a raíz de su experiencia con una cámara de vigilancia para el interior de su casa.

La afectada se llama Rilana Hamer y en su perfil de Facebook explica en una entrada que decidió comprar una cámara para poder controlar a distancia a su cachorro cuando lo dejaba solo en casa.

Un mes o dos después de su compra, estando en casa, escuchó unos ruidos procedentes de la sala de estar. Al ir a comprobar de qué se trataba, vio cómo la cámara se movía sola. Ella había dejado el móvil encima de la cama, y por tanto la ‘app’ con la que se controla estaba fuera de su alcance.

La cámara que adquirió permite hablar a través de ella. Y esta característica terminó por alertarla de que algo estaba pasando. Además de ver cómo la cámara se giraba sola e incluso seguía sus movimientos, en un momento dado empezó a hablarle.

La reacción de Rilana fue de desenchufar la cámara y guardarla. Como explica en su historia, se dio cuenta de que la habían estado espiando y no sabía por cuánto tiempo. Más tarde, con un amigo, se decidieron a ponerla en funcionamiento de nuevo para comprobar lo que ocurría con el dispositivo.

Más información en Excélsior.

http://www.excelsior.com.mx/hacker/2017/10/06/1193043

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