Las redes sociales, el correo electrónico, la banca electrónica, suscripciones a revistas o periódicos, tiendas y cientos de servicios en línea, tienen una cosa en común: requieren de una contraseña para poder acceder a los perfiles o cuentas.
Elegir una contraseña suele ser un dilema para los usuarios; de hecho, una de cada 10 personas tiene la misma para todas sus cuentas y normalmente son sencillas de recordar, lo que significa que son sencillas de adivinar y eleva las posibilidades de ser víctima de un ataque cibernético.
Cada vez los ciberataques se vuelven más sofisticados, por lo que los usuarios debemos estar concientes de los riesgos de no tomar las medidas necesarias para proteger nuestra información. Aún, cuando creamos que sólo las grandes corporaciones son vulnerables, lo cierto es que todos estamos expuestos, por lo que es fundamental crear contraseñas fuertes y una distinta para cada cuenta que se tenga.
“Una de las condiciones básicas es que la contraseña tenga una combinación de letras, mayúsculas y minúsculas, y números. También se recomienda que sean modificadas al menos cada 90 días. Si bien hay que procurar cambiar las claves, no tenemos que esperar a que nuestras cuentas sean hackeadas, ni tampoco confiar en que si las cambiamos cada mes vamos a estar protegidos. Si desde un inicio se crea una contraseña lo suficientemente fuerte y segura pueden pasar meses hasta que se necesite cambiar de nuevo”, asegura Jazmin Rodriguez, especialista en Ciberseguridad de Mer Group México.
Cambiar la contraseña no significa hacer una modificación mínima, sino crear una completamente nueva, que es considerado como algo tedioso. Sin embargo, hacer pequeñas transformaciones es tan peligroso como no cambiarlas ya que el 41% se pueden descifrar rápidamente si se conocen las claves anteriores.
Estas son algunas recomendaciones para construir una contraseña adecuada:
- Que tenga más de 8 caracteres. A menos caracteres, es más fácil y probable de que sea hackeada.
- Usa frases y no palabras, procurando que la frase sea fácil de recordar.
- Trata de no cambiar letras en las palabras. Recuerda, si te es fácil de crear, seguramente será igual de fácil para un hacker de descifrar.
- Mezcla letras, números y símbolos; cuanto más intercalados y larga sea la contraseña, más difícil será de decodificar.
- Evita combinaciones obvias como “1234” o “QWERTY”, así como tu fecha de nacimiento o tus iniciales.
Una vez creada, la forma o el lugar en que se guarda la contraseña es otro factor de vulnerabilidad. Para esto, existen gestores de contraseñas en donde los usuarios pueden administrar sus claves; es muy útil ya que únicamente se debe recordar la contraseña maestra. La desventaja es que, si olvidas ésta, pierdes todas las demás.
Aunque requiere de tiempo, e incluso un poco creatividad, es primordial que se tenga en cuenta la trascendencia de una clave segura. El robo de datos o de identidad es cada vez más común y el error más frecuente es pensar que estamos exentos de un ataque cibernético.
CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR
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