La Arquidiócesis Primada de México trabaja en un protocolo de seguridad para sus templos ante los índices delictivos en la capital del país.

Las medidas buscan proteger los inmuebles de la Iglesia católica, a quienes laboran en ellos y a los fieles.

Algunas de las acciones contempladas son instalar botones de pánico y sistemas de circuito cerrado, así como tener limitados los juegos de llaves. En el caso de las alcancías, uno de los objetivos preferidos de la delincuencia, se sugiere ponerles cerraduras de alta seguridad y tener horarios de vaciado de las mismas.

También hacer inventarios de los objetos que haya en los templos, sobre todo los clasificados como arte religioso.

José Luis Aguilar, responsable de la Comisión de Justicia y Paz del Arzobispado, reconoció que, con excepción del ataque que en 2017 sufrió un sacerdote en la Catedral Metropolitana, ya no ha habido delitos tan graves en la diócesis. Sin embargo, “no nos podemos quedar cruzados de brazos esperando a que algo peor ocurra”, afirmó.

 

FUENTE: EXCÉLSIOR.

 

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