Según un estudio de la Universidad de Binghamton (EE. UU.) y el University College de Londres sobre el impacto emocional y físico durante la ruptura amorosa, las mujeres suelen ser las más afectadas. Sienten más dolor que los hombres, pero también tienen una capacidad de recuperación mucho mayor. Además, con la experiencia se vuelven emocionalmente más fuertes. Por bien que se salga de una separación, se sufre durante meses. Los psicólogos Gary Lewandowski y Nicole Bizzoco, de la Universidad de Nueva Jersey, en EE. UU., lo han concretado en una investigación.

El 71 % de los encuestados cifró en tres meses el tiempo necesario para superar una ruptura. Según el portal de citas Fifties.com, para dejar atrás un divorcio tiene que pasar alrededor de un año y medio. No obstante, no todas las separaciones son negativas. En opinión de Lewandowski, el 41 % de los que han vivido alguna afirma que la sobrellevó como una situación positiva y uno de cada cuatro la califica como neutra. Lo investigó con un grupo de 155 estudiantes que habían terminado con sus parejas en los últimos tres meses. Los resultados hallados mostraron que pasar página se asociaba con la superación y el crecimiento personal, dice Lewandowski.

Uno de los factores más importantes es el papel que desempaña cada integrante de la pareja. El que toma la iniciativa de dejarlo ha ido asumiendo la nueva situación, mientras que el otro puede no tener ni idea de lo que va a suceder. La psicóloga María Pacheco comenta que el nivel de implicación, apego y compromiso que se tengan también pueden ser determinantes para evaluar quién sobrellevará mejor el proceso. Ahora bien, en una ruptura, ¿quién toma la iniciativa de romper con la relación? Ellas son más decididas.

Michael Rosenfeld, de la Universidad de Stanford, realizó un estudio con 2.262 adultos y encontró que el 69 % de las mujeres inició el proceso, frente al 31 % de los hombres. En el mismo estudio se observó que la iniciativa correspondía a ambos sexos cuando se trataba de relaciones no maritales. Puede deberse a que las mujeres casadas informaron de una calidad menor en su vida de pareja que los hombres. Sin embargo, en las relaciones sin papeles de por medio ambos sexos calificaron igual la convivencia. Rosenfeld atribuye esta circunstancia a que “el matrimonio ha ido un poco lento a la hora de ponerse al día con los requerimientos que plantea la igualdad de género, mientras que las relaciones no matrimoniales son más flexibles y se adaptan mejor a las expectativas modernas”.

MUY INTERESANTE

Compartir