Hasta ahora había sido difícil documentar el riesgo real de transmisión del VIH en las relaciones sexuales entre mujeres serodiscordantes (en las que un miembro de la pareja es portador del virus del sida y el otro, no). Ahora, por primera vez, los Centros de Control de las Enfermedades de EEUU (CDC) presentan un caso en el que se confirma que el virus del sida no entiende de géneros y confirma -para que no quede ninguna duda- que las relaciones sexuales sin protección entre mujeres también pueden ser una vía de contagio. Sin embargo, los expertos reconocen que es un escenario infrecuente.

Como remarca el doctor Josep María Gatell, responsable del servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona, el VIH es un virus de transmisión sexual y cuando un miembro de la pareja está infectado y el otro no, el riesgo existe, sean éstos hombre-mujer, hombre-hombre o mujer-mujer. Es cierto, admite, que en el caso de las mujeres los juegos sexuales y actividades que llevan a cabo hacen que ellas sean menos proclives a la infección que las parejas serodiscordantes heterosexuales o de dos varones.

Tal vez por eso (y por su baja incidencia), en el caso de las parejas lesbianas, esta transmisión del VIH por medio de las relaciones sexuales no se había constatado fehacientemente hasta ahora porque en la mayoría de los casos de contagio existían otros factores de riesgo (como el uso de drogas por vía intravenosa) que impedía atribuir la culpa al contacto sexual con una certeza del cien por cien.

«Nosotros hemos tratado a más de 1.000 parejas en los últimos 25 años, pero siempre son parejas de varones serodiscordantes o parejas heterosexuales», confirma por su parte el doctor Jorge del Romero, director del Centro Sandoval de Madrid, pionero en la atención a estas parejas. «La prevalencia del VIH en mujeres lesbianas o bisexuales es bajísima, y el 95% de ellas ha contraído la infección por vía heterosexual», añade.

Una idea que comparte Santiago Moreno, jefe del servicio de Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid. «Los mecanismos de transmisión del VIH más eficientes, como es la penetración o el contacto mucosa-mucosa, están ausentes en las mujeres», explica, «por lo que aunque no es imposible -como se ha visto en este caso-, en las relaciones sexuales entre mujeres la transmisión del VIH es menos eficiente».

Única fuente de transmisión posible

En esta ocasión, el boletín semanal de los CDC (Morbidity and Mortality Weekly Report) presenta el caso de dos mujeres que mantuvieron una relación monógama durante seis meses en el transcurso de la cual una de ellas transmitió el virus del sida a su compañera. El análisis genético del VIH demuestra que los virus de ambas mujeres son idénticos al 98%.

La mujer con la infección recién adquirida no tenía ningún otro factor de riesgo conocido por el que pudiese haber contraído el virus (ni uso de drogas, tranfusiones sanguíneas, tatuajes, acupuntura…). Aunque había mantenido relaciones heterosexuales en el pasado, éstas habían finalizado hacía una década y no había tenido tampoco relaciones sexuales con ninguna otra mujer en los últimos cinco años.

Los CDC consideran que la fuente de infección más probable era su pareja, seropositiva desde 2008, aunque sin ningún tratamiento antirretroviral desde 2010 («tenía problemas de adicción a las drogas, lo que podía haber influido en su decisión», admite la principal autora, Patricia Joyce, a EL MUNDO). «La pareja mantenía rutinariamente relaciones sexuales sin protección, con contacto oral y vaginal», explican los especialistas. Ambas compartían además juguetes sexuales, en ocasiones con juegos sexuales duros que podían ocasionar pequeñas heridas en la vagina. «Esto ratifica que, aunque las probabilidades de transmisión entre dos mujeres son menos probables, no significa que sean nulas», ratifica el doctor Gatell. «El uso compartido de juguetes sexuales o el sexo oral -aunque menos eficiente-, parecen las vías de transmisión más probables», añade Moreno.

Prevención

Los especialistas estadounidenses, encabezados por Shirley Chan, del departamento de Salud de Houston (donde residen las mujeres), relatan en su artículo las dificultades que ha habido hasta la fecha para documentar esta vía de transmisión del VIH. «Aunque es infrecuente, la transmisión del virus entre parejas de mujeres serodiscordantes puede ocurrir por el contacto de fluidos y estas parejas -incluidas las lesbianas- deberían recibir información adecuada para prevenirlo».

Además de usar métodos de barrera y prácticas sexuales seguras, un adecuado tratamiento antirretroviral que reduzca la carga viral en el miembro de la pareja seropositivo reduce las posibilidades de transmisión a su compañero, o compañera. Además, en EEUU ya se ha aprobado un fármaco para personas sanas con alto riesgo de contraer el sida a través de las relaciones sexuales. Esta profilaxis preexposición, combinada con prácticas sexuales seguras, es una buena alternativa para estas parejas serodiscordantes; aunque como admite Joyce, «no hay ninguna recomendación oficial en lo que respecta a las lesbianas».

En este sentido, Del Romero considera que la profilaxis preexposición es una opción que no ha cuajado aún (el único fármaco disponible no está autorizado en España con ese uso), porque supone medicar de por vida a una persona sana. En cambio, insiste en que la medida más eficaz en estas parejas en las que sólo un miembro es portador del VIH es que cumpla su tratamiento. «En un estudio con más de 1.000 parejas heterosexuales, el tratamiento antirretroviral del miembro portador es una medida preventiva más eficaz incluso que el preservativo», apunta.

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