Existen diversos agentes externos que favorecen la presencia de lesiones cutáneas. El frío es uno de ellos, debido a que en esta época disminuye la humedad en el aire. Para hacer frente a padecimientos cutáneos comunes de la en la temporada invernal, la Secretaría de Salud del Estado de Querétaro emite recomendaciones para mantener la piel saludable.
La piel es el órgano más extenso del cuerpo. Una persona de peso y estatura media llega a tener hasta 1.85 m2 de esta cubierta, la cual puede pesar cerca de 4 kilos.

En la superficie de la piel tenemos “el manto ácido”, que es una emulsión de agua y grasas que cumple una importante función en la prevención de enfermedades cutáneas. Además, es el principal responsable de evitar que el agua corporal se evapore y nos infectemos por bacterias u hongos.

La barrera cutánea se ve en forma frecuente agredida por numerosos agentes del medio externo como: frío, calor, radiación UV, agua caliente, detergentes, disolventes, y el tallado de la piel.

Durante la época invernal, suelen aparecer o agravarse algunas condiciones en la piel. La más común es la xerosis, que se caracteriza por la sequedad extrema de la piel predisponiéndola a otros problemas cutáneos como: dermatitis atópica, dermatitis por contacto irritativas y/o alérgicas.

En cuanto a la frecuencia de los trastornos en la piel, se cree que las mujeres son más vulnerables que los hombres, sin embargo, los niños y los adultos mayores son los que más acuden a consulta debido a que su piel es más susceptible a los cambios de temperatura y más delgada en el caso de las personas mayores.

El frío también puede provocar la aparición de lesiones enrojecidas en las manos (placas o sabañones); urticaria al frío; coloración violácea en forma de red en las extremidades (livedo reticularis); manos y pies morados (acrocianosis); cambios en la coloración de la piel y extremidades (fenómeno de Raynaud), esta última puede acompañar a enfermedades generalizadas.

Durante los meses de frío se recomienda hidratar adecuadamente todo el cuerpo, en especial las manos y la cara, ya que son las partes con mayor exposición al medio ambiente. La hidratación puede realizarse con cremas o bálsamos, según las necesidades de cada piel.

Los labios son muy sensibles al frío y se daña con facilidad, por lo que se recomienda el uso de ungüentos con protección UV o vaselina (petrolato puro).

Es importante tratar de realizar baños cortos con agua caliente (menor a 10 minutos), ya que el agua caliente barre de la piel su factor natural de humectación (FNH), por lo que la cantidad de crema hidratante después del baño deberá ser con relación directamente proporcional al tiempo de duración (si el baño dura mucho tiempo, se harán más aplicaciones de crema hidratante durante el día).

Asimismo, se recomienda que el jabón que se utilice para el baño sea neutro o barras con aceites naturales: aguacate, almendras dulces, oliva o crema.

Se debe evitar el tallado de la piel con cualquier estropajo y/o esponja, ya que estimula las células del pigmento, lo que puede oscurecer la piel.

La aplicación de bloqueador solar, debe hacerse durante todo el año, con reaplicaciones de cada 4 horas, utilizando factores de protección solar de 30 o más.

Ante cualquier duda o problema cutáneo, es necesario acudir a la unidad de salud más cercana para ser valorado por un médico, y en caso necesario, sea referido con personal de salud especializado en cuidados de la piel.

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