Cuando finalmente puedes tachar de tu lista de objetivos «visitar Tequila, Jalisco, para catar tequila recién destilado y beber las mejores margaritas de tu vida» y te encuentras en las hermosas calles adoquinadas de la cuna del tequila, no serán los tequilas o las margaritas lo que recordarás para siempre.

Será otra contribución, mucho menos conocida del pueblo mágico: la pachecada. Es un sencillo coctel que es mitad tejuino (una bebida fermentada de maíz, ligeramente efervescente, espesa, salada y ácida que data de la época prehispánica) y mitad cerveza fría, lleva el jugo de cuatro o cinco limones verdes y una pizca generosa de sal gruesa para completar el sabor extrañamente adictivo del brebaje.

Durante los últimos 37 años, la refrescante mezcla ha sido una bebida insignia en la pequeña comunidad turística de Tequila, Jalisco, gracias a los esfuerzos ingeniosos de un vendedor callejero: Don Marcos Pacheco. Él se dedicó a la labor artesana de elaborar tejuino cuando se dio cuenta de que el dinero no le alcanzaba después de retirarse. La historia dice que un día, se le ocurrió a Don Pacheco la idea de preparar un coctel de cerveza cuando vio a un cliente que tenía una cruda terrible, de manera que, para ayudarlo, mezcló cuidadosamente un poco de cerveza con el tejuino y un nuevo elixir de curacrudas nació. El nombre del brebaje también fue sugerido por Don Pacheco y proviene de su apellido.

Su carrito está permanentemente ubicado enfrente de la entrada principal de Mundo Cuervo de José Cuervo, justo en medio del histórico pueblito. Pasé por ahí un miércoles por la tarde y había una pequeña multitud de personas de todas clases sociales amontonada alrededor del carrito. La mayoría ordenaban pachecadas grandes para llevar, preparadas con una botella de cerveza oscura de 355 ml y quizá otros 355 ml de tejuino, revuelto todo hasta mezclarse bien. Cuando le pregunté a Marcos Pacheco Junior por qué escogieron usar una cerveza oscura en lugar de una lager, que sería la elección lógica tratándose de cerveza mexicana más ligera, me respondió que la oscura es mejor para «complementar la fuerza de un tejuino».

El sabor de un tejuino es diferente a todo lo que has probado. Técnicamente es una malteada de masa nixtamalizada, así que funge como alimento y bebida al mismo tiempo. Sin embargo, debido a que está fermentada no es tan pesada como parece. Inclusive, muchos elogian la bebida por sus cualidades probióticas para asentar el estómago. Te guste o no, el sabor a maíz, jugo de limón, sal e ingredientes como el piloncillo (azúcar moreno sin refinar mexicano) perfectamente balanceado terminará gustándote.

Añade una cerveza oscura bien fría a esta bebida única y obtendrás un coctel que jamás olvidarás, especialmente cuando descubras que puede ayudarte cuando estás crudo.

Más información en Excélsior.

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