Ayer, aproximadamente a las 10:30 de la mañana, cuatro integrantes del movimiento se reunieron aquí en el plantón hecho por trabajadores de la empresa Lexmark, ubicado en el bulevar Independencia.

Ante los obreros en resistencia, familiares con hijas desaparecidas y activistas de esta frontera, uno a uno, los guerrerenses compartieron las múltiples visiones de la angustia y el dolor que desde hace más de un año han vivido en su peregrinar por justicia.

Bernabé Abraján Gaspar tomó el micrófono y contó la historia de cómo Adam y sus compañeros desaparecieron aquella noche del 26 de septiembre de 2014, en Iguala, Guerrero.

Luego de que en la madrugada, su hijo avisara a uno de sus primos de un problema, los padres quisieron ir a ver cómo estaban sus hijos, sin embargo, fue hasta la tarde del 27 que se encontraron con los sobrevivientes de los ataques, que uno a uno los padres de los 43 desaparecidos se enteraron que de sus familiares no se sabía nada.

Abraján Gaspar, con la voz entrecortada, contó los planes que Adam tenía ese año: “él se pensaba casar el 20 de diciembre de 2014 y realmente no llegó a ese día”.

“Nosotros hemos dicho que vamos a dar la vida por nuestro hijos, a buscar el informe de Iguala, aunque sabemos que nuestra vida corre peligro, porque ahí está la delincuencia pero nosotros no vamos a parar”, comentó Abraján.

Juárez fue una de las paradas del movimiento que también busca justicia para las 27 mil personas privadas de su libertad durante los últimos años y la unión de fuerzas de otras organizaciones.

Simultáneamente, en la ciudad de Chihuahua, los padres que llegaron en autobús encabezaron dos marchas por las principales avenidas, una por la mañana y otra por la tarde, donde exigieron justicia para sus hijos.

“Fuera Peña Nieto y toda su estructura”, señalaron, al tiempo que mostraban las pancartas con las fotografías de los jóvenes desaparecidos, y cuyo caso no ha sido esclarecido por las autoridades federales.

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