Soy mujer, estoy a punto de cumplir 30 y no tengo hijos. Como es de suponerse mi madre (sobre todo) y algunos parientes han comenzado a decirme grandes éxitos como “se te va a ir el tren”, “ya ten un hijo que te vas a quedar sola”, “¿quién te va a cuidar cuando ya no puedas?” y, por supuesto “un hijo es una bendición”.

Algunas personas aún no entienden que no todas las mujeres queremos ser princesas, que no a todas nos gusta el rosa y que no todas queremos ser madres.

Más allá de un simple “egoísmo” o “vanidad por conservar la figura” hay razones de peso para no querer tener hijos. En realidad, no es algo en lo que piense mucho, simplemente el deseo no ha nacido y, cuando veo o vivo cada uno de los puntos que mencionaré a continuación, aumenta mi rechazo total a la idea de ser mamá.

Trabajo, brecha de género y falta de servicios de cuidado infantil

Las mujeres representan más de la mitad de la fuerza laboral global, sin embargo, menos de una cuarta parte ocupa puestos de alta dirección; además, cerrar la brecha de género en esos puestos tardará entre 17 y 22 años.

No conforme con lo anterior, las mujeres están sobrerrepresentadas en posiciones sujetas a la automatización. Por ejemplo, antes la mayoría de las cajeras de los bancos eran mujeres, un puesto que hoy en día está desapareciendo, lo que hará que más personal femenino se incorpore a la fuerza laboral desocupada.

Para rematar, el acceso a una guardería o a cuidados maternos es una necesidad para las mujeres que trabajan; sin embargo, de acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) al primer trimestre de 2018, el 77.4% de las mujeres trabajadoras no disponen de estos servicios.

En ese sentido, 66% de los encuestados aseguró que en México las empresas no ofrecen cuidado infantil para apoyar a las madres trabajadoras.

Así, ¿para qué tengo un hijo?, ¿quién me lo va a cuidar? Por supuesto no recurriré al as bajo la manga que representa la abuela, en primera, porque ella ya no puede. Con 71 años de edad no está para cuidar nietos.

Esto nos lleva al siguiente punto:

Un hijo es carísimo

Anteriormente habíamos informado de lo costoso que es tener un hijo. Pero lo volvimos a comprobar. Tan sólo la compra de fórmula para un bebé representa al mes lo que un millennial podría pagar en renta si comparte departamento con otras personas (alrededor de 3 mil pesos).

Estos gastos no incluyen todo lo demás: ropa, calzado, pediatra, estudios, etc. Es una responsabilidad que durante al menos 18 años nos afectará de uno u otro modo.

Ello, aunado al punto anterior y, bajo las circunstancias de mi época, haría que traer al mundo a un niño sea una mala idea. Quizá no viva carencias profundas bajo mi cuidado, pero mis recursos no permitirían un nivel de vida óptimo para su desarrollo.

No olvidemos que el estudio del Banco Mundial: “Higher Education in Latin America and the Caribbean” reveló que, en México, esta década, un profesionista gana en promedio 34% menos, que en 2000.

Estoy de acuerdo con otro de nuestros editores, quien escribió un artículo similar bajo la perspectiva masculina: TENGO QUE “LUCHAR” POR UN EMPLEO MAL PAGADO Y SOLVENTAR LAS NECESIDADES DE MI HIJO CON ELLO.

¿A dónde iremos a parar?

En el supuesto que decidiera tener un hijo, ¿dónde viviría con él?, ¿qué patrimonio le dejaría?

La gentrificación en las ciudades del mundo, no sólo en la CDMX, está produciendo rentas cada vez más caras por espacios cada vez más pequeños en lugares poco convenientes y alejados de los centros de trabajo.

Actualmente no tengo casa propia y comparto departamento con mi pareja y roomies. Sí, un modelo alejado de lo convencional, pero sí funcional para nuestras circunstancias.

Por otro lado, el sistema de ahorro para el retiro en México hoy por hoy no aporta grandes esperanzas para los millennials que llegaremos a viejos, con o sin hijos.

Tener disponible sólo el dinero de tu afore para el retiro no es suficiente. Más aún si sólo se cuenta con lo que el patrón aporte (6.5 por ciento del sueldo). ¿Y si el hijo decide no “cuidarnos” o “mantenernos” en la vejez, ¿habrá sido una buena apuesta?

Si aceptara tenerlo con el fin de que cuide de mí en la senectud, ¿valdría la pena?

Un mundo (in)feliz

Esos son sólo factores económicos. Pero hay otros, como los medioambientales y de seguridad.

¿Por qué habría de dejar a mi hijo en un mundo cada vez más complicado, lleno de polución, conflictos, diferencias sociales y rezago económico? El cambio climático nos afecta a todos. En temas de salud, de transporte, de relaciones interpersonales e, incluso en cuestiones de género.

Y ese es sólo una arista de todos los problemas sociales y ambientales que mencioné.

Peor aún: ¿y si tengo una hija? Viviría con miedo cada minuto. ¿Si un día es víctima de violencia y se convierte en una estadística más de feminicidio en México?

De acuerdo con datos de enero a marzo de 2019 del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los estados con más feminicidios en México son Veracruz, México, Sonora, Puebla y Nuevo León.

Y en lo que va de 2019 en la Ciudad de México se han cometido en promedio tres feminicidios al mes, según estadísticas y carpetas de investigación iniciadas por la Procuraduría de Justicia capitalina.

También pienso que tener un hijo actualmente es un acto irresponsable.

CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR

https://www.dineroenimagen.com/actualidad/por-que-detesto-la-idea-de-ser-madre/109709?categoria=%22dinero%22

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