Definitivamente, ahorrar es un hábito que cuesta trabajo. Tanto, que incluso a algunos hasta les duele; lo ven como una pérdida más que un respaldo, pero el que se lleva el premio al más difícil es el ahorro a largo plazo, es decir, el previsional.

No resulta una casualidad que la economía del comportamientosugiera que, si el ahorro voluntario fuera más fácil, más personas estarían guardando dinero para su vejez y no se tendría que ver a muchos adultos mayores empacando víveres en los supermercados.

No solamente en México se habla con mayor frecuencia del tema; en todo el mundo es una preocupación por el aumento de la población mayor a 65 años que veremos, por ejemplo, de Estados Unidos está considerando reformas a las reglas de operación de las cuentas de ahorro de largo plazo, para intentar promover que la gente ahorre más y de una manera más dinámica.

¿En qué consisten estos cambios y cómo involucran elementos de la economía del comportamiento?, ¿qué puede aportar América Latina y el Caribe en este debate?, cuestionó Anne Hand, consultora en la División de Mercados Laborales y de Seguridad Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en México.

La especialista aseguró que la previsión social en Estados Unidos y los países de América Latina y el Caribe es más parecida de lo que se creería.

En ambos contextos dominan sistemas de pensiones de contribución definida, donde los trabajadores formales financian sus pensiones aportando a cuentas personales de ahorro gestionadas por administradores de fondos del sector privado”, explicó.

RESPONSABILIDAD

Además, y aunque sea por razones distintas, ambos otorgan grandes responsabilidades y compromisos financieros a las personas para ahorrar voluntariamente: en Estados Unidos, porque no existe la obligatoriedad legal de contribuir a dichas cuentas y el sistema público de seguridad social está diseñado para cubrir un piso mínimo de necesidades, y en la región porque los altos índices de informalidad laboral hacen que, para muchas personas, guardar dinero voluntariamente sea la única manera de asegurar una vejez digna.

Cabe señalar que alrededor de 28 por ciento de la población adulta no jubilada de Estados Unidos no tiene ahorros de largo plazo (ni tendrá acceso a una pensión), mientras que en países como Colombia, Chile, México y Perú se estima que sólo un cuarto de la Población Económicamente Activa (PEA) contribuye a su ahorro previsional, expresó Anne Hand.

Es por estos motivos que promover el ahorro de largo plazo es un reto para cualquier sociedad, pero es posible superarlo si se tienen en cuenta los aprendizajes de otros países, en opinión de la consultora del Banco Interamericano de Desarrollo.

CON INFORMACIÓN DE EXCÉLSIOR

https://www.dineroenimagen.com/tu-dinero/por-que-nos-cuesta-tanto-ahorrar-para-el-futuro/104355?categoria=%22dinero%22

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