1.- El fracaso no es el final del camino. “Puedo aceptar el fracaso, pero no puedo aceptar no intentarlo. He fracasado una y otra vez en mi vida y eso es por lo que tengo éxito”, dijo alguna vez Michael Jordan, el basquetbolista más laureado de toda la historia. El fracaso es inherente al emprendimiento. Según cifras de la ASEM, el 68% de los emprendedores han tenido al menos una empresa que ha fracasado.

Pero el fracaso no tiene que ser el final del camino, sino que puede significar el nacimiento de algo nuevo y mejor. Del fracaso se aprende más que de las cosas que salen bien a la primera.

2.- No se trata de ti, sino del cliente. “Una de las ideas más nocivas para el desarrollo de un negocio es pensar que tienes que hablar de ti, que tienes que venderte, decir lo fregón que eres y hasta cuánto facturas. El error es creer que se trata de ti y no de lo que puedes hacer por un cliente”, afirma Sevilla.

Para poder crecer y desarrollarse es fundamental que los empresarios hablen de sus clientes y de cómo su solución les puede beneficiar.

3.- Si no crees en ti mismo, nadie lo va a hacer. Aunque suene como un libro de autoayuda, si el emprendedor tiene el ‘síndrome del impostor’ le va a resultar muy complicado cerrar ventas. “Mientras tú no te la creas, no vas a poder vender. Hasta que tú no creas en la oferta de valor que estás brindando a tu audiencia, nadie más lo va a hacer”.

“Recuerda que tú eres tu mejor apuesta. Si necesitas capital para un emprendimiento y no consigues quien invierta en tu idea, piensa en los bienes que tienes y cómo los puedes utilizar para hacer realidad esa idea”, asegura el director de innovación de Happpy.

4.- Contar con un buen producto no basta. ¿Cuentas con un gran producto o servicio, pero este no se está vendiendo? Este es uno de los errores más comunes que cometen los emprendedores: una oferta en sí misma, por más buena que sea, no basta. Es necesario que aprendan a comunicar lo que pueden hacer por sus clientes de manera eficiente.

Para conectar con la audiencia es necesario que, en primera instancia, sepan quiénes son, qué les pueden ofrecer y, sobre todo, cómo pueden conectar con ella.

5.- Nunca se deja de aprender. En esta actividad nunca se deja de aprender. Así se tenga cinco o 20 años de experiencia emprendiendo, siempre hay algo nuevo por conocer. Para que un negocio permanezca y continúe su crecimiento es fundamental que los emprendedores sigan apostando por sí mismos, por su actualización, su especialización e innovación.

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