Según los autores de esta investigación, un grupo de psicólogos de la Universidad de Ohio State (Estados Unidos), se trata de la primera vez que se mide científicamente y en un periodo extenso de tiempo cómo afectan las advertencias e imágenes que plasman las consecuencias nocivas del tabaco en los compradores de cajetillas. Y la conclusión es clara: las fotos son mucho más eficaces que los textos para persuadir a los consumidores de que abandonen el hábito.
Los psicólogos observaron las reacciones de 244 fumadores con dos tipos de paquetes: mientras que uno de ellos solo tenía estampado un texto, el otro mostraba también varias fotos explícitas; entre ellas, la de un hombre que echaba el humo por el agujero de una traqueotomía, intervención quirúrgica practicada habitualmente a los enfermos de cánceres relacionados con el tabaquismo.
Se da la circunstancia de que este tipo de reclamos habían sido retirados por los tribunales federales estadounidenses al considerarse “intimidantes” y, por lo tanto, “inconstitucionales”. Los expertos de la Universidad de Ohio State conceden que las fotos despiertan emociones, pero que estas son necesarias para reflexionar y tomar decisiones. Nada de intimidación, responden los psicólogos.
Los voluntarios, que consumían entre 5 y 40 cigarrillos al día, participaron en el estudio durante cuatro semanas. Según los tests que les realizaron, quienes sacaban sus pitillos de las cajetillas con fotos desagradables se sentían peor por fumar que el resto. Además, leían más las etiquetas y las advertencias sobre los riesgos, que ganaban credibilidad para ellos. Y en general, estaban más dispuestos a dejarlo.
Otra investigación reciente, financiada por la Comunidad Europea y realizada mediante una encuesta online entre 8.000 consumidores de varios países, respalda estas conclusiones: las imágenes reducen hasta un 80 por ciento el deseo de comprar tabaco.
En la actualidad, el cáncer de pulmón es el tercero más frecuente en España, y la mayoría de los afectados fuman.
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