Hace poco los Scorpions pensaron en el retiro y no cabe duda que audiencias puristas como la mexicana fueron clave para que los alemanes se arrepintieran y decidieran tocar “hasta que el cuerpo aguante”.

La Arena Ciudad de México fue testigo del legado inquebrantable que han forjado los teutones desde hace 50 años y de cómo el heavy metal que hoy conocemos proviene de los maestros que iniciaron este movimiento.

El viernes todos se rindieron ante una banda que sigue respetando el desquiciado trato de las cuerdas y la agudeza vocal del género a pesar de sus 60 años de edad.

Going Out With a Bang fue la primera canción en dejarlo claro.

Klaus Meine, Rudolf Schenker, Matthias Jabbs y Pawel Maciwoda se reencontraron con una fanaticada fiel que echó de menos al baterista James Kottak, cuya ausencia es un misterio.

Afortunadamente el bombo y platillo estuvieron en buenas manos gracias a Mikkey Dee, exintegrante del desaparecido Mötorhead, quien recibió los honores de los metaleros de hueso colorado.

Make it Real, The Zoo y Coast to Coast los vieron tocar las guitarras en fila, mirando los rostros de un público en pista que, desde luego, fue el más prendido.

La mayoría de la audiencia estaba conformada por señores de la vieja escuela, melenudos, canosos, desaliñados y con pantalones de cuero , que desde el primer momento se mostraron dispuestos a roncanrolear como en los viejos tiempos.

Sin embargo, la sangre nueva también se hizo presente, y se encargaron de inquietar la parte delantera de la pista, pues eran los únicos que saltaban y agitaban su cabello mientras los veteranos disfrutaban los riffs de los alemanes con su cerveza en la mano.

We Built This House fue un himno a la egolatría de la banda, pero bien merecido pues es innegable el hecho de que ellos fueron parte de los que iniciaron el movimiento del heavy metal.

Y como no todo es veneno revolucionado, la banda ejecutó una parte acústica con rolas como Always Somewhere, Eye of The Storm y Send me an Angel, tres de las baladas más representativas de la alineación, capaces de poner la piel de gallina hasta a los más rudos.

“Desde hace mucho tiempo ustedes han hecho de esta canción un himno”, gritó Klaus para presentar un tema que jugó parte importante en la historia del mundo: Wind of Change, aquella que celebró la caída del Muro de Berlín y la unión de las dos Alemanias.

Obviamente fue la que todo mundo sabía de memoria, y con justa razón ha sobrevivido desde hace más de 25 años.

Fue entonces que el símbolo de la paz se proyectó en las pantallas y el vocalista calló para que todos sus fans finalizarán la canción.

Rock’N Roll Band, Dynamite y In the Line of Fire volvieron con la fuerza del heavy metal.

Un solo de parte de Mikkey Dee también prendió la noche de clásicos y hubo hasta quienes recordaron al héroe fallecido Lemmy Kilmister, exvocalista de Mötorhead, al portar playerar de la banda.

Cada golpeteo con la baqueta hizo que la pantalla proyectara las portadas de algunos de los 18 álbumes que ha editado Scorpions, mientras el baterista se elevaba mediante una plataforma.

Las dos horas ponzoñosas terminaron con los clásicos: Still Loving You y Rock You Like a Hurricane.

Excelsior.

Compartir