Como uno de los maduros galanes de Hollywood (aunque mucho más joven que Brad Pitt o Tom Cruise) Mark Wahlberg es uno de los pocos actores que logró conservar el respeto y el éxito desde que consiguió la fama en la adolescencia. Pero detrás de la madurez, también demuestra la experiencia y solidez de una carrera tan exitosa como su vida privada. Y esa fue la idea de una nueva entrevista: revivir con él los pasos más importantes de su vida, para recorrer el camino que lo llevó hasta la cima de Hollywood.
¿Qué persona fue la que más te influenció en el éxito de tu vida?
Mi padre, con los momentos favoritos de pasar tanto tiempo juntos. Él solía llevarme desde muy temprano en mi vida a ver películas que no eran muy apropiadas para mi edad. La primera película que yo vi en el cine fue Hard Times con Charles Bronson y James Coburn.
¿Era tan prohibida para menores?
Más que nada por la forma en que hablaban y las peleas que había. Pero nunca pude sacarme esa imagen de la cabeza, con mi padre entrando a la sala con una caja de seis cervezas Schlitz mientras a mí me traía leche y algunas galletas, para ver el mejor cine.
¿Es verdad que al principio no querías saber nada de la actuación?
Y… yo tenía una carrera formada con la música y tuve un par de mánagers que insistían en la idea de hacer cine y trabajar como actor, pero yo no quería saber nada. Yo era bueno con el rap, no me parecía bueno actuar. Pero de a poco fui conociendo directores de cine como Bill Duke en el momento que iba a dirigir la película Cambio de hábito 2 y pensaron que yo podía ir perfecto como el rapero blanco de la película. Pero yo dije que no quería saber nada.
¿Rechazaste alguna otra película antes de trabajar en cine?
Hubo otro rol que me ofrecieron el de un jugador de hockey, que era el villano de una película. Y también dije que no. Y cuando me ofrecieron conocer a Penny Marshall y Danny De Vito, porque estaban haciendo otra película, acepté sólo porque me gustaba ella desde que había hecho en TV la comedia Laverne & Shirley. No quería estar en su película, pero había crecido viéndola en TV y quise conocerla.
¿Era la época en que aparecías en las publicidades de ropa interior de Calvin Klein, cuando ya eras un ídolo rapero adolescente y te conocían mejor como Marky Mark?
Sí, sí. Ella me había visto desfilando en ropa interior de Calvin Klein y preguntó quién era yo. Y cuando hablamos personalmente me identifiqué con ella, porque es una mujer de barrio, del Bronx. Sentí que hablábamos el mismo idioma. Me acuerdo que me preguntó “¿Cómo es que no te gusta ser actor?” Y le dije: “Yo no soy actor, soy rapero”. Pero ella me dijo: “Actúas como rapero, así que eres actor”. Y me ofreció probar con una audición por un par de horas. Al final fui y terminé leyendo para cinco personajes diferentes y la pasé genial. Había estado un par de horas con ella y Danny De Vito… y no me quería ir. Y después, cuando me llamaron para hacer la prueba de cámaras en Los Ángeles, acepté sin dudarlo.
¿Nunca conociste el fracaso entre la fama como rapero y el paso al cine?
Cuando Penny Marshall me dio el ‘ok’ final yo estaba en Nueva Jersey, en una habitación de la casa de mi mánager que siempre me llamaba Brando, por Marlon Brando. Yo pensé que lo decía en broma, pero Dick Scott, que descanse en paz, me decía “Podrías ser como Marlon Brando”. Y aquella vez yo le había dicho “Dick, apenas tengo cinco mil dólares en el banco, estoy quebrado, porque me dijiste que no grabe más discos. ¿Qué voy a hacer ahora?” Y Penny Marshall me llamó a su casa, diciéndome que me había elegido para la película. Al principio, no te voy a negar, me dio pánico. Y volví a ver las películas que había visto con mi padre, cine de Steve McQueen o Edward G. Robinson, los genios con los que crecí. Y desde aquel momento quise estar en un estudio de cine, aunque no filmara ninguna película, sólo para ver lo que hacían todos detrás de cámaras.
¿Y no te dio nada de miedo la primera vez que pisaste un estudio de cine?
No. La gente siempre me lo pregunta, pero tuve la suerte de trabajar con gente como Jimmy Caan, Jack Nicholson, Denzel Washington. Trabajé con los mejores actores. John Malkovich en Horizonte profundo, ahora estoy filmando con Anthony Hopkins en Inglaterra… la gente me pregunta si me intimidan y yo digo que no, porque ellos son tan buenos que me hacen ver bien. Y para mí, después de la cárcel, nada me da miedo. Al contrario, es emocionante.
Mark Robert Michael Wahlberg nació el 5 de junio de 1971, en la ciudad de Dorchester, en Boston. El cine mostraba la película Escape del planeta de los simios, sin imaginar que él mismo filmaría otra versión 30 años después. Siendo el más joven de nueve hermanos, también era el más rebelde, desde que sus padres se divorciaron cuando él tenía apenas 11 años. A los 16 tuvo que pasar 50 días en una cárcel después de asaltar a dos personas. Pero esa misma cárcel terminó siendo la mejor lección de su vida, en una época en que el hermano mayor Donnie Wahlberg ya era famoso con el grupo de música New Kids on the Block. Gracias al éxito de Donnie, Mark consiguió el contrato de grabación que también lo llevó a la fama como Marky Mark and the Funky Bunch, cantando rap… bailando en ropa interior. Y así fue como también se convirtió en modelo exclusivo de Calvin Klein, cuando Penny Marshall lo contrató para Un poeta entre reclusas, dejando también atrás el seudónimo de Marky Mark para ser mucho más conocido con su verdadero nombre, Mark Wahlberg . Y demostró que podía ser buen actor a partir de la película Juegos de placer (Boogie Nights). Íntimo amigo de George Clooney, con él trabajó en las películas Tres reyes y La tormenta perfecta, antes del éxito de El planeta de los simios o Una banda de ladrones, además de la nominación al Oscar en Infiltrados.
Pero con el rol de productor, también generó muchos más éxitos de los que la gente conoce.
Muy poca gente lo sabe, pero entre el éxito de las películas La tormenta perfecta, Una banda de ladrones y El planeta de los simios, también fuiste el productor de una de las series más famosas de HBO, Entourage, aunque sólo apareciste delante de cámaras alguna vez como invitado. ¿Tuvo algo que ver el típico miedo al fracaso que suelen tener los actores, como para encontrar otra fuente de trabajo?
No. Yo siempre quise producir y desarrollar mi propio material. Siempre sentí que si había una buena película, se la iban a dar primero a Brad Pitt y recién cuando Brad Pitt dijera que no, me iba a llegar a mí. Y por eso, constantemente me la pasaba esperando a alguien más, antes de tener algo bueno en mis manos. Y yo no quería algo así. También quería entrar en el negocio de la TV, aunque realmente quería producir cine. Y empecé a trabajar con Ari Emanuel, que es la inspiración del personaje de Ari Gold en la serie Entourage de HBO y él había venido de la TV. Así fue como empecé a producir. Obviamente había mucho menos dinero en televisión y era la época en que el negocio del DVD también se estaba cayendo, así que aplicamos en la TV lo que sabíamos del cine y tuve éxito. Pero en realidad, yo sólo quería desarrollar mi propio material, sin tener que esperar que alguien rechazara lo que llegaba a mis manos.
La película El peleador es otro ejemplo de tu rol como productor, además de la actuación, donde Christian Bale terminó ganando un Oscar ¿Te lo agradeció?
(Risas) Esa película hacía tiempo que quería hacerla y se caía constantemente. Darren Aronofsky iba a dirigirla en un momento y Brad Pitt iba a tener el rol de Dick Eklund en vez de Chris Bale. Y como no nos poníamos de acuerdo con el calendario, Matt Damon lo iba a reemplazar y tampoco funcionó, hasta que arreglé con Christian (Bale). La hija de él y mi hija iban a la misma escuela y lo encontré un día en el patio de juegos. Lo había visto en un par de películas y me pareció que podía ser perfecto como Dick Eklund y recién cuando él me confirmó, nos sentamos a hablar con el director David Russel.
¿Si tuvieras que elegir una película tuya entre todas las que trabajaste, cuál es tu preferida?
Infiltrados. Si la volvieras a ver fíjate en el agente federal que entra después de mí… es mi hermano, Bob. Eso fue lo más divertido, porque de chico yo tuve que soportar sus torturas. Pero te digo que en el estudio nadie se divertía demasiado conmigo al lado, porque me convertí en esa persona. Hasta Marty (Scorsese) me decía que me había metido de lleno.
¿Podrías recordar aquel día en que recibiste la llamada de Martin Scorsese para trabajar con Leonardo DiCaprio, Matt Damon y Jack Nicholson en Infiltrados?
Yo estaba filmando la película Cuatro hermanos en Toronto cuando me dijeron que Marty Scorsese quería hablar conmigo. Yo iba a tener otro personaje, de Dignam, pero algo pasó con el estudio y le dije que no lo iba a hacer. De repente hubo un silencio, me preguntó qué quería decir y le dije que no me importaba y le corté. Y por supuesto, me llamó mi mánager, me mandó un avión y me pidió que me sentara a hablar con Marty. Y él me dijo que ese era mi mundo, que podía ir y decir lo que yo quisiera, que me iba a divertir persiguiendo a todos. Lo pensé y la verdad es que me encantó tener que perseguir a Matt Damon, Leo DiCaprio y Jack Nicholson. Y dije que sí.
Martin Scorsese finalmente ganó el Oscar como Mejor Director por esa película, pero en tu caso también recibiste una nominación por la misma… ¿Lo esperabas?
Eso me sorprendió. Me sorprendió que me nominaran a mí al Oscar y al resto no… (con Infiltrados) pero son esas cosas que pasan.
¿Y la película Ted en comparación con el Oscar?
Probablemente sea la mejor de mis películas si nos ponemos a pensarlo (risas). Cuando leí aquel guión, a las 30 páginas me pareció que podía ser la mejor o la peor película de todas, pero en cierta forma me olvidé que era un oso de peluche y parecía una buena comedia de amigos. Cuando fui a hablar con Seth MacFarlane vi las pruebas que habían hecho con el osito y me gustó. Creí en Seth, sentí que era una de esas cosas donde podía verme después de haber pasado por el Oscar con la película El peleador, como una buena idea para contarle mi siguiente trabajo a mi esposa. No era algo fácil de vender. Estábamos camino a la ceremonia del Oscar cuando le conté lo entusiasmado que estaba y ella me dijo literalmente “idiota, disfruta el momento porque es la última vez que vas al Oscar”. Y tenía razón (empieza a reír) porque aquella fue la última vez que estuve en una ceremonia del Oscar.
Excelsior.