Un gran poder lleva a una gran responsabilidad, dijo el tío Ben a Spider-Man en sus inicios. Mario Bautista vive la misma situación que el arácnido ape­nas a sus 20 años, porque su carrera como músico es segui­da por ¡12 millones de personas en redes sociales!

Un chavo de su edad tendría que estar reventando en la es­cuela, viviendo la vida loca sin el reflector encima, pero él eli­gió el camino de una diversión que conlleva al compromiso y se la pasa increíble.

“Gracias a la responsabili­dad conmigo mismo, con mis novias (fans) y los chavos, y mis ganas de soñar me he de­finido como persona, mi ma­nera de ser, porque es clave encontrar la identidad para tomar las riendas de la vida, pese a ser muy joven, pues sé cómo reaccionar ante diversas situaciones.

«Si Mario está en la fiesta puede ser un desmadre ¿por qué? Hermano, uno conoce sus límites y sabe hasta dónde puede llegar. Todos tenemos diferentes personajes: con la familia, con los fans, en entre­vistas, en el antro, pero al fi­nal todos son el Mario Bautista que sabe las reglas, sus obliga­ciones, que responde también sabiendo que hay niñas y ni­ños que te están mirando”, dijo el cantante.

A esa edad Justin Bieber es­taba en el ojo del huracán por tanta polémica, Mario disfruta de sus momentos de privaci­dad en casa, de concentración, se da el lujo de bajar a una tien­da de conveniencia y tomarse una foto con el que lo reconoz­ca sin armar escándalo.

Corre a las rejas del Audito­rio Nacional para saludar a 10 niñas que aguantan la lluvia, rompe las reglas del lugar y se divierte como cualquier perso­na, se emociona por la tecno­logía y puede imaginar cómo se verá el 16 de noviembre en un coloso completamente lle­no de 10 mil Bautisters (como llama a sus seguidores).

“Le debo mi carrera a la gente, no me construyeron en una disquera ni en otro lado. Es un sueño que te esperen, que te pidan una foto. ¿Si yo hubie­ra podido estar detrás de una reja? ¡Claro que lo hubiera he­cho! Hubiera sido con Michael Jackson, él es mi influencer y mi sueño frustrado. Hubiera dado lo que sea por platicar un minuto con él.

«Una charla hubiera sido suficiente para saber qué es lo qué hay dentro de ese ser hu­mano tan excelente. Hasta hoy los fans se han preocupado de conocer quién soy y agradezco que vean más allá del artista y quieren saber la historia de un soñador como Mario Alberto Bautista Gil”, dijo.

Él comenzó con una pasión con la música desde chiquito. Le encantaba el fenómeno que era su prima Fey para la juven­tud y lo que significó en los 90.

Comenzó a tocar como DJ en las escuelas, la gente co­menzó a seguirlo. Abrió un Fa­cebook y Twitter porque a los chicos de su generación se les hizo cool su estilo. Vio que la gente pasaba la voz y ahí fue cuando entró a Vine, la casi extinta red social que lo mos­tró como cantante, que exhibió su buena onda y lo catapultó a la fama.

Evidentemente, el éxito re­pentino y como figura de los adolescentes atrajo a los fa­mosos haters, los odiosos que nada les cuadra y que han ca­lificado a los ídolos jóvenes como artistas plásticos y con fecha de caducidad.

“Los tengo que enfren­tar siendo más inteligente: me pongo en sus zapatos para ver por qué y qué les molesta de mi persona. Me pongo en sus za­patos y sé que ha pasado a lo largo de su vida; muchos tie­ne traumas, pero tienen que levantarse ya motivados por otras cosas.

Lo nuevo, lo que me su­cedió a mí, es algo increíble, porque es algo no pensado por otra mente. Pero debe tener fundamentos y coherencia. Me gusta la música, la buena vibra, no estoy encerrado en un gé­nero, todo eso dicta mi vida, el entusiasmo por explorar y se­guir creyendo que mi mamá es mi héroe y que la gente hizo posible esto”, agregó.

A Bautista no le molesta ser comparado con Justin Bieber, otro fenómeno de las redes so­ciales. Sin embargo, a su favor tiene que aunque ya es recono­cido en el país, jamás se ha por­tado grosero con las personas.

Su tour lo llevará en di­ciembre a Estados Unidos a presentar su disco Aquí Estoy y no le importa empezar de cero allá. Lo que le preocupa es que la elección de Donald Trump dificulte su ascenso en el país vecino, pues su sueño es reco­rrer el mundo con su pasión.

«Espero no pase nada con las fechas, con la música. Sí está muy mal vibrante esta situación, pero hay que se­guir trabajando y creyendo que podemos lograrlo”, opinó brevemente.

Mario Bautista es inquie­to y ya piensa en el sucesor de su material debut, justo ahora trabaja en casa con su produc­tor Elijah King con la mentali­dad de que su futuro está en lo ecléctico y que 2016 es apenas el primer paso de un fenómeno que no tiene nada de plástico.

Excélsior

Compartir