Renovarse o morir. La Mala Rodríguez tuvo un 2020 excepcional, porque de venir de una racha de casi dos años de tener el nombre de Rosalía en cualquier conversación, por criticar la famosa y ya obsoleta apropiación cultural, ahora tiene en su poder la atención de un millón de seguidores por el disco que le reafirmó su poder dentro del rap hispano.

La española comenzó hace dos décadas con el famoso debut Lujo Ibérico, que posicionó a las mujeres dentro de una escena que, si hoy es machista, a finales de los años 90 era casi imposible pensar en una mujer lanzando barras de poder, como ella lo hizo en un momento donde la tendencia no era hablar de feminismo, ni usar el flamenco. Ella lo hizo.

Con Mala no cambia mucho su punto de vista, pero deja en claro que su lugar ya nadie se lo quita.

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