El psicólogo Juan Carlos García Ramos, del Hospital General Regional No. 1 del IMSS Querétaro ha encontrado que el estrés puede impactar más negativamente en el desarrollo emocional del niño o adolescente que el estrés debido a sufrir acontecimientos vitales de gran impacto.

Las demandas frustrantes e irritantes que aparecen en la convivencia familiar o escolar, se relacionan con estados disfuncionales, contratiempos y preocupaciones en el desarrollo socioemocional provocando lo que se conoce como estrés cotidiano infantil.

El estrés cotidiano infantil hace referencia a la exposición de circunstancias o acontecimientos externos a la persona, capaces de alterar el equilibro fisiológico y psicológico del niño o de la niña. Se trata de sucesos, problemas, preocupaciones y contrariedades de alta frecuencia, baja intensidad y alta predictibilidad que pueden alterar paulatinamente el bienestar integral del individuo. En muchos casos el entorno cotidiano, que es evaluado como amenazante o desbordante de los recursos emocionales de defensa por el niño o la niña, pone en peligro su equilibrio y estos responden con síntomas de tipo fisiológico, emocional o conductual, no siempre fácil de identificar.

En el ámbito de salud se hallan sucesos tales como situaciones de enfermedad, procedimientos médicos, toma de medicamentos y preocupación por la imagen corporal. Respecto al ámbito escolar, se contemplan estresores tales como problemas en la interacción con el profesor, dificultades en la realización de las tareas académicas, realización de exámenes, bajas calificaciones escolares, carencia de material escolar, cometer errores ante los compañeros y exceso de actividades extraescolares.

Asimismo, se consideran estresores relativos a las dificultades en las relaciones con otras personas, como falta de aceptación de los padres o maestros, peleas familiares o maltrato y situaciones de ridiculización o burla. Dificultades económicas, temores nocturnos o a lugares (escuela, baños, calles), falta de acompañamiento de los padres o soledad en el hogar y continuas peleas entre hermanos.

Cuando el estrés cotidiano infantil se torna crónico y ocurren acontecimientos importantes, como por ejemplo, separación de los padres, violencia entre los padres, desempleo o fallecimiento de un familiar, abuso sexual, entre otros, se pueden general trastornos psicológicos más importantes y de difícil manejo por las personas a cargo de los menores.
Por ello es importante atender todo tipo de señales de estrés en los niños y niñas, acudiendo con el psicólogo y hacer una adecuada evaluación de los estímulos estresores y de las respuestas psicofisiológicas, emocionales, cognitivas o conductuales que se estén presentando.

La prevención y el tratamiento del estrés cotidiano infantil se centran en la promoción de estrategias eficaces de afrontamiento, que se refieren a los esfuerzos voluntarios realizados con la finalidad de manejar las situaciones estresantes. Se recomienda, como estrategias, concentrarse en resolver el problema, buscar diversiones relajantes, distracción física, esforzarse y tener éxito en metas cortas, fijarse en lo positivo de la vida, buscar apoyo profesional, buscar apoyo social y pertenencia familiar. Evite ignorar los problemas, reservarlos para sí, autoinculparse o dejar al “ya se le pasará”.

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