Josafat Calónico Escobar es un extraordinario pintor. Sus obras son muy cotizadas y actualmente se exponen en museos europeos. Cuando tenía dos meses de nacido, su mamá lo inscribió en la Fundación John Langdon Down para que, Josy, como lo llaman, desarrollara sus capacidades.

Él forma parte de las más de 250 mil personas que hay en México con Síndrome de Down (no existe un registro oficial, la cifra es un cálculo de asociaciones civiles).

Josy ingresó al área de maternal, luego siguió el preescolar, con ocho años de primaria especial, como lo hacen los más de dos mil 500 alumnos —en su mayoría de escasos recursos— que anualmente recibe la fundación.

Cuando concluyó estos estudios, pedagogos y sicológos, ya habían observado sus cualidades y el talento innato que caracteriza a las personas con Síndrome de Down: la habilidad para las artes plásticas.

Impulsado también por su mamá, fue como Josafat llegó a ser alumno de la Escuela Mexicana de Arte Down.

Hoy a sus 33 años, sentado frente al atril donde detalla su más reciente pintura, Alebrijes, Josy platica: “aquí me enseñaron a pintar y me gusta mucho, porque soy feliz. Quiero mucho a mis maestros. Me enseñan a pintar, me enseñan natación, baile y lo que más me gusta es bailar salsa”.

Fuente: Excelsior

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