Último segundo. Luis Ángel Mendoza entra caminando, sin resistencia alguna, a la portería de Pumas y festeja el 2-0. Ese gol detonó el abucheo de la grada y la desaprobación por para de la afición del Club Universidad, que por momentos coreó el nombre de Guillermo Vázquez, ex técnico de los universitarios.

El Club Universidad se perdió desde abajo. Los centrales son rocosos y los laterales llegan se suman al ataque, con balón controlado, pero se quedan sin saber qué hacer al momento de enviar el centro. Esa dificultad del local para construir el juego desde su campo, provocó la furia de Nicolás Castillo, harto de que Alan Mendoza desperdiciara tantas oportunidades de mandar un centro.

Abraham González fue el único que dio batalla en el campo. Ante un ordenado equipo de Tijuana, el desgaste corrió por cuenta del español. El 10 de los Pumas no se sonroja si tiene que participar en jugadas de ataque o meterse al cuarto de máquinas para rescatar la bola, terminó por ser el jugador que más kilómetros que recorrió, aunque su esfuerzo quedó en nada. Su equipo perdió y él fue a la banca.

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