Por los pasillos del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, corren y gritan todos: aficionados, camarógrafos, reporteros y jugadores del América, dispuestos a no dar declaraciones tras la eliminación en la Copa Mx ante el Tijuana.

William da Silva, Paolo Goltz y Agustín Marchesín, el único que quiere decir algo, salen primero.

¿Fracaso?, no. El América es grande, quedamos fuera de la Copa, pero vamos por el campeonato en la Liga”, asegura el portero.

Por otra puerta aparecen Javier Güemez, Bruno Valdéz y Pablo Aguilar, expulsado por una agresión al árbitro después del partido. Aguilar no habla ni se detiene, ni por quienes los buscan para obtener su firma. Una camioneta amarilla lo espera a la salida y lo saca de aquí.

Ya para entonces, un par de cámaras han azotado en el piso por las carreras y más gente ha llegado para observar. “‘¡Dios mío! ¿Por qué corren?”, se pregunta una señora desde afuera, mientras los jugadores siguen saliendo.

Al presidente deportivo del equipo, Ricardo Peláez, nadie lo ve. Entre tanto alboroto, los testigos dicen que fue llevado por otro camino, junto al hotel de al lado.

Todo se ha convertido en un caos, en un ir y venir de la calle a la puerta de salida con micrófonos, cámaras, teléfonos celulares y varios curiosos en el medio.

El camión de las Águilas sigue esperando en el estacionamiento, pero los jugadores salen por su cuenta, con choferes que llegan por ellos. Casi al final, se asoma Ricardo Antonio La Volpe, técnico del equipo. Un policía le pregunta si quiere que lo acompañen hasta la puerta, no obstante, el argentino asegura que no, que puede hacerlo solo. Y así ocurre, sin una sola palabra de por medio.

Por último, aparece el paraguayo Miguel Samudio, el único que declara y manifiesta su apoyo tras la expulsión de Pablo Aguilar.

Son momentos de calentura. No se justifica, pero estamos todos comprometidos y con el apoyo total para él. Fue un partido complicado, doloroso para nosotros. Pero ya terminó, no tenemos tiempo para estar lamentándonos. Estamos en una situación difícil”, menciona.
Para Samudio, el criterio de los árbitros es disparejo

Con información de Excelsior

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