Héctor Miguel Zelada (Santa Fe, Argentina, 1957) es un irreverente que sostiene la idea de que en su carrera fue más importante conseguir el título de la temporada 1983-84 de la Liga Mexicana, el que el América le ganó a las Chivas, que la corona en el Mundial de México 1986 al lado de Diego Armando Maradona. Una locura, sí, y lo ha admitido abiertamente, aunque nunca renunciará a comentarlo.

Que sea la única final disputada entre los equipos más ganadores del país le da un gran valor a ese título conseguido por las Águilas, desde la perspectiva de Zelada, aunque su sentir lo justifica más en haber participado en un par de acciones que marcaron el rumbo de la serie: el penal que le cometió a Ricardo Snoopy Pérez en el minuto 41, cuando se preparaba a mandar el balón a las redes, y la atajada a Eduardo Cisneros en el cobro.

Con diez hombres, por la expulsión que había sufrido Armando Manzo, recibir una anotación habría sido un duro cuesta arriba para el América y eso lo entendió Zelada. Por ello, los recuerdos se le agolparon y lo hicieron tartamudear cuando recordó cómo evitó el tanto rojiblanco: memorizó cómo vio perfilarse al Vaquero Cisneros, su lance a la derecha y el despeje que colocó en la media cancha loco de felicidad. La atajada, en definitiva, que marcó su vida y le dio forma al que sería el cuarto título en la historia americanista.

Mi mejor recuerdo no es haber sido campeón del Mundo, el momento cumbre es el título ganado a las Chivas, el penal. Por esa atajada estoy vivo futbolísticamente 25 años después del retiro. Fue una final única, porque nunca se repitió”, comentó el argentino, quien hace apenas un mes fue reconocido como el mejor portero de las Águilas por los aficionados del club.

Pero en Argentina hay un rumor que no ha sido desmentido y que puede influir para que Zelada no se sienta tan a gusto con la corona mundial. Se señaló que entró en la lista de Carlos Salvador Bilardo por petición de Emilio Diez Barroso, presidente de las Águilas, a cambio de prestarle las instalaciones de Coapa. Nunca se confirmó, aunque es un hecho que el portero era un desconocido en su país.

Zelada prefiere destacar todo lo que le dio el América en los ocho años que pasó ahí, en lugar de incomodarse con versiones no comprobadas. Disfruta los tres títulos locales que acumuló (1983-84, 1984-85 y Prode 85), la idolatría que alcanzó para una de las aficiones más grandes de México y todo lo que recibe hasta el día de hoy de una institución única, que aprendió a valorar y amar.

El América es el equipo que me ha dado todo, es el culpable en gran parte de que esté colocado en la historia. Es todo, me brindé y me correspondió. Agradezco a Dios por haberme puesto en el sitio justo”, afirmó, antes de nombrar a la persona que más influyó en su vida y con la cual estará por siempre agradecido: “Panchito Hernández, porque me trajo. Creo que le respondí de buena manera”.

Y culminó con la petición de que no se comparen la época que vivió como jugador y la actual, respecto a en cuál se vivía con más pasión el Clásico, para hacer a un lado polémicas estériles que no llevan a ningún lado. Al final, lo único que desea es ver de nuevo al América por encima del más odiado rival.

Excelsior.

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