La última vez que Lionel Messi no jugó en una Copa del Mundo, la ahora superestrella del futbol era un chico a punto de cumplir 15 años, que acababa de completar su tratamiento hormonal para estimular el crecimiento y apenas empezaba a brindar destellos de su talento singular en las divisiones infantiles del Barcelona.

Eso fue en 2002, cuando una selección de Argentina dirigida por Marcelo Bielsa y encabezada por figuras como Juan Sebastián Verón y Gabriel Batistuta sufrió una inesperada eliminación en la fase de grupos en Corea-Japón. Quince años después, y con tres mundiales en las costillas, Messi tendrá que mover su varita mágica una vez más para evitar que la Albiceleste sufra una injuria todavía mayor y se ausente de la Copa del Mundo por primera vez desde 1970.

Argentina llega a su duelo ante Ecuador por la última fecha de la eliminatoria sudamericana en el sexto puesto de la tabla, fuera de los cuatro primeros que clasifican a Rusia y del quinto que accede a un repechaje contra Nueva Zelanda. Un triunfo en Quito asegura a Messi y compañía al menos el playoff intercontinental, e incluso podría otorgarles el boleto directo con una combinación de resultados. Un empate o un revés, y quedan a merced de otros resultados.

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