Yuriria-SierraPues sí, el domingo, Madero cenó Cordero. Al final, los augurios del presidente (re)electo de Acción Nacional se hicieron realidad, ganó con una diferencia de dos dígitos. Una victoria anunciada a lo largo de la vida que le siguió al partido a su salida de Los Pinos: la división dentro del PAN se hizo evidente, así como los conflictos dentro de sus bancadas legislativas y hasta escándalos, cuya única finalidad era el tropiezo del grupo contrario. Desde antes de los resultados, se sabía que el gran asunto que recibiría el ganador es la reconciliación, la operación cicatriz. Porque vaya que se dieron con todo, o al menos eso intentaron.

“Nunca me enganché en la guerra de declaraciones. Con esto va a ser muy fácil convocar a la unidad, sin reservas. Nada lo vemos de manera personal. Esto es un partido político y todos somos necesarios, todos estamos incluidos. Así convocaré yo a cerrar filas…”, me decía ayer Madero, en entrevista en Cadenatres Noticias.

Lo que es evidente es que la derrota de Ernesto Cordero es un golpe que se recibió en las oficinas del expresidente Felipe Calderón. Ni el trabajo que realizaron durante la campaña ni el proselitismo que realizó Margarita Zavala fueron suficientes para retomar el mando del partido. El calderonismo quedó opacado por el músculo que Madero mostró para esta elección. A Cordero —y sí, también al calderonismo— les llegará la hora del premio de consolación, cuando en víspera de la elección intermedia del próximo año, les toquen algunas candidaturas. Y es que algún precio deberá tener esta reconciliación, que se marca en los pendientes al interior del PAN en calidad de urgente.

Acción Nacional se prepara entonces para recuperar ritmo y camino. El mismo que han desdibujado, a pesar de ser una fuerza política importante, al interior de las cámaras. Ellos mismos tienen sujetada la discusión de las reformas estructurales. Incluso, la victoria de Madero luce como una buena noticia para el gobierno federal, como una garantía de que, por lo menos, en la primera mitad del sexenio, tendrán cabida los acuerdos necesarios para sacar adelante las leyes secundarias que faltan. El PAN de Madero es un PAN aliancista y así seguirá.  Ya otro gallo cantará cuando se acerque el momento de renovar el Congreso, y que será también motor para que cada partido comience a trabajar rumbo a 2018.

¿Qué vendrá de nuevo para Acción Nacional ahora que Gustavo Madero aseguró su permanencia al frente del partido? El punto clave era que, justamente, el partido se sacudiera todo aquello que no funcionó y que, al final del sexenio pasado, a pesar de haber tenido buenos resultados en algunas elecciones que los mantuvieron en alcaldías y gubernaturas, algo nuevo deberá representar este nuevo periodo de dirigencia de Madero

“Consolidar la democratización del PAN, las reformas al interior de nuestro partido. Un partido que le apuesta fuerte a un compromiso histórico de desmantelar un sistema, una cultura, y de construir uno nuevo…”

Aunque lo primero es, sí, que la operación cicatriz no deje las huellas visibles, o seguirán navegando por las mismas aguas que en los últimos meses.

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