Sergio-SarmientoA pesar de que el gasto público creció 19 por ciento en el primer bimestre de 2014, la economía sigue estancada. Distintos indicadores, especialmente aquellos que tienen que ver con el consumo privado, muestran una inquietante falta de crecimiento.

El 2013 fue un mal año para la economía nacional. El producto interno sólo creció 1.1 por ciento, menos que el aumento de la población, que se estima en 1.3 por ciento. Las cosas, sin embargo, no parecieron haber avanzado mucho en el primer trimestre de 2014 que concluyó ayer.

Las ventas a tiendas iguales de la Asociación de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD), siempre un puntual indicador del consumo, mostraron una caída de 0.2 por ciento en los 12 meses concluidos en febrero de este 2014 después de haber tenido una baja de 1.7 por ciento en enero. Con estos resultados ya son tres meses consecutivos de contracción en estas ventas. Si no fuera por un atípico noviembre, en que hubo un alza de 3.4 por ciento en el consumo por el “buen fin”, llevaríamos ya desde septiembre con contracciones todos los meses.

Esta recesión en el consumo está teniendo lugar a pesar de que el gobierno tuvo un gasto neto presupuestario de 692,125.6 millones de pesos en enero y febrero, 19 por ciento más que en el mismo período de 2013. Mucho nos dicen que este crecimiento es consecuencia de que el gobierno no gastó lo suficiente en 2013.

Quizá sea cierto para los primeros meses. Pero el “Informe trimestral sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública” del cuarto trimestre del año pasado muestra que en todo el año el sector público incrementó su gasto en 3.1 por ciento para alcanzar un récord de 3 billones 321 mil millones de pesos.

Lo que habría que preguntar es en qué está gastando el gobierno. En la tabla de gasto programable por nivel institucional y orden de gobierno el aumento más fuerte fue en subsidios a gobiernos estatales y municipales, con un crecimiento de 48.1 por ciento para alcanzar los 107,389.1 millones de pesos. Los subsidios en el gasto programable total crecieron 4.7 por ciento y representan ya el 38.1 por ciento del gasto programable total. El problema es que los subsidios no son productivos.

Las señales del estancamiento económico están por doquier. La construcción registró una caída de 3.9 por ciento en términos reales (eliminado el efecto de la inflación) entre enero de 2013 y enero de 2014. La inversión fija bruta, que sugiere cuál será el futuro comportamiento de la economía, cayó 1.8 por ciento entre 2012 y 2013.

Del lado positivo, el mal desempeño de la economía no ha hecho que se detenga la creación de empleos formales. Entre febrero de 2013 y el mismo mes de 2014 se crearon 445,514 empleos registrados en el IMSS para alcanzar 16,672,599. Pero la mayoría tiene salarios muy bajos. El sueldo promedio de los trabajadores que cotizan al IMSS pasó de 271.14 pesos al día a 281.95 (8,458.50 pesos al mes). Es un incremento de 4 por ciento, cuando la inflación al consumidor en febrero fue de 4.23 por ciento anual y la no subyacente (la de agropecuarios y energéticos) subió 8.28 por ciento.

El gobierno no está preocupado. Está seguro que la inyección de dinero público tarde o temprano levantará el crecimiento. Pero ¿a qué costo? El gasto gubernamental es una manera poco sana de generar crecimiento, especialmente cuando una parte importante del incremento viene en subsidios.

Para el gobierno lo importante es llegar a las elecciones del 2015 con una buena tasa de crecimiento. Para el país lo valioso sería tener un crecimiento en 2015 que se mantuviera en 2018 y muchos años después.

Autodefensas
Según Alfredo Castillo, comisionado para la seguridad de Michoacán, los asesinos del presidente municipal de Tanhuato, Gustavo Garibay García, fueron integrantes del grupo de autodefensa de Yurécuaro. Quienes veían a las autodefensas como protección ante la violencia pueden empezar a preocuparse.
Twitter: @sergiosarmient4

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